viernes, 6 de marzo de 2009

Eterna y gigantemujer, La Pasionaria

DOLORES IBÁRRURI, LA PASIONARIA: COMUNISTA, de Laura Cistaro, Buenos Aires, Capital Intelectual, 2008. Distribuye Aletea. 138 págs.

EL LIBRO integra la serie "El sexo fuerte", colección de retratos breves de mujeres que dejaron huella en el siglo XX (Eva Perón, Susan Sontag, Isadora Duncan, Tina Modotti).

Hija y hermana de mineros, Isidora (Dolores) Ibárruri (1895-1989) nació en el pueblo de Gallarta, en la provincia de Vizcaya. Siendo joven se casó con un minero comunista con quien tuvo seis hijos. Cuatro de las cinco niñas murieron antes de cumplir el año y el único varón -Ruben- cayó en el sitio de Stalingrado. Ibárruri participó en la fundación del Partido Comunista Español y llegó a ser su Secretaria General. Su compromiso, sus inflamados discursos y proclamas, la convirtieron en símbolo de la causa republicana durante la Guerra Civil española. Se exilió en la Unión Soviética tras el triunfo del Generalísimo. Admiradora de Stalin -en Moscú siempre le dieron tratamiento de Jefe de Estado-, La Pasionaria también fue obediente vocero de la Unión Soviética. Volvió a España tras la muerte de Franco. Elegida presidenta honoraria de las Cortes, murió a los 94 años en el pueblo donde había nacido.

La obra no aporta nueva información a lo que ya se conoce de La Pasionaria ni se destaca por la calidad de su escritura. Un ejemplo: "En la guerra ella es más Pasionaria que nunca, porque en ella la guerra sucede. Cada soplo, cada minuto, cada día en la Guerra Civil Española, es un soplo, un minuto y un día en la vida de Dolores Ibárruri. Las dos son una".

La obra no es ni documentada biografía política ni mirada intimista sobre el personaje: la autora no logra articular la exigencia del relato histórico con el acento propio del retrato particular. Alterna el lugar común ("son los pechos nutrientes de España, son las caderas fértiles para parir hombres libres (…) los que se expresan por esa garganta"), las generalidades ("En medio de contradicciones internas y complicidades externas, los acontecimientos se sucedieron rápidamente…), con pasajes donde domina la pura cronología ("13. El ejército de Mola ocupa San Sebastián. 20/22 Santa Olalla, Maqueda y Torrijo son ocupados por el ejército de África" ).

Cistaro confiesa que la gran dificultad de su trabajo fue intentar un retrato equidistante: "amarla sin ser comunista, permitirse criticarla sin ser fascista". Sin embargo el texto no refleja esa tensión. Aunque menciona más de una vez el carácter dogmático y sectario de La Pasionaria, no da ejemplos de tal conducta política. El libro tampoco incluye fotografías ni documentos, apenas un magro apéndice con fragmentos de tres discursos. Poco y malo, aun tratándose de una obra de divulgación.

V. M.(El pais cultural)

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ustedes se la pasan haciendo piquitos

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