lunes, 9 de marzo de 2009

poesía, poeta

No sé si recita bien este poeta, pero que toma toma...

El poeta de la fantasía

Javier Oporto era un poeta reconocido en Puntas del Sauce Verde. Su musa inspiradora habia acudido en los últimos tiempos requiriéndole su máxima atención. Desparpajo y razón, lirismo y rebeldía, movían la voz poética de Javier Oporto, el vate mayor del pueblo.

Muchos decían que era un fantasioso, que inventaba cosas y más cosas, inventaba todo, hasta la realidad. Su barba profusa y cana, su abultado abdomen, la desalineada vetimenta, lo hacían parecer una mezcla de Papa Noel, Rey Momo, de Diego Boyssounade (ante de la dieta), cuando se desplazaba calle abajo o cuando se entretenía en un muro de la plaza dándole de comer a las palomas.

Oporto hacia soberbia declamaciones de sus versos. Cuando en la plaza se ponía recitar se descontrolaban los semáforos, transeuntes y automovilistas quedaban extasiados con sus versos y se olvidaban de circular. Algunos críticos literarios querían encasillar a Oporto como el poeta de la fantasía, otros encasillarlo junto a su perro. Había quienes lo llamaban el poeta de lo sencillo y se basaban en los poemas que cuando niño había escrito al almacén, al bolichero que le fiaba y al frutero de la esquina que le regalaba las naranjas, fueron sus únicos poemas entendibles, aseguraban.

Las malas lenguas (literarias) señalaban que a Oporto le iba bien en Puntas del Sauce Verde pero que pasando el límite de la ciudad no lo conocía nadie.

Oporto, por el contrario, se vanagloriaba de ser reconocido por los más famosos escribas del momento.

- Leonardo Garet, casi me incluye en su antologia de los peores poetas salteños de la historia, y no lo hizo simplemente porque yo no soy salteño, pero me dijo que yo merecía estar...

- Eduardo Galeano vio un libro mio en una librería de Buenos Aires y le llamó la atención...

- ¿Por el título o por la tapa?

- Porque estaba puesto al revés.

- ¡Que notable!

- Mi libro llegó a Francia, a las puertas del “George Pompidou”.

- ¿Hasta allí llegó tu obra?

- Si, hasta las puertas del Pompidou, estaba tirado en el suelo. Te digo más, una vez que viajé a la Universidad de Nicotambo.

- ¿Dónde es eso?

- En África, entré en un bar junto a la Universidad y allí escuché en un portugués bastante claro a tres morenitas universitarias unas palabras parecidas a Puntas del Sauce Verde, lo ue me hizo agudizar el oído. Hablaron también de Oporto, pero pensé que se referían a Portugal, pero, luego una de las chiquillas leyó un poema de mi autoría, diciendo al final que era de un poeta sin igual...

- -¿Tanto te ponderó?

- Es que escribiendo como yo escribo no tengo igual. Bueno, fui y me presenté ante las chicas diciendo que yo era el poeta del que estaban leyendo el texto. Las niñas del remoto país africano me felicitaron y me dijeron que mis versos eran de una renovada impertinencia, por mi efusiva lírica y me calificaron de “tuercerrabos linguistico”.

- ¡Que bien!, ¡cuánto reconocimiento!.

- Y eso no es nada, Benedetti me saludó en la fería...de Tristán Narvaja, cuando los dos coincidimos a comprar unas chucherías. Borges me vio clarito, a Onetti le dije que una vez estuve en una situación parecida a El Pozo...

- ¿Tenías una angustia existencial?

- No, me había quedado sin cigarrilos todo un fin de semana.

- ¡Que bárbaro!

De los autores nacionales soy muy conocido, nos carteamos con Benavidez, con Rosencoff, con Idea Vilariño, con Porcenkansky...pero, han de tener mal mi dirección, porque nunca me han enviado una respuesta...

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ustedes se la pasan haciendo piquitos

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