lunes, 16 de marzo de 2009

El Chumbo Arrestia la hundió en el cielo


Ayer se nos fue el Chumbo, hizo una bandeja y la hundió en el cielo, como solo los gigantes de verdad pueden hacerlo. El 12 de mayo iba a cumplir 62 años, pero esa larga enfermedad no lo dejo. Se fue Omar Miguel Arrestia, un grande de verdad. Aquel botija que apareció en la década del 60 jugando al basquetbol entre medio de aquellos monstruos del baloncesto salteños y destacándose por su enorme puntería y generoso corazón deportivo. Su padre (también Omar, el Eucaliptus) y su tío (Hugo) habían llenado páginas de gloria del básquetbol salteños, campeones donde quiera y ante cualquiera, del interior y de Montevideo. Pero el Chumbo tendría para la familia y para el básquetbol salteño todo, reservadas las más grandes hazañas, y fue campeón salteño, campeón del litoral, campeón del interior, campeón nacional, fue campeón uruguayo, fue campeón sudamericano y anduvo de gira con un equipo norteamericano, y no se quedó por allá, porque "extrañaba", porque a calidad los había asombrado.
De regreso a Salto en la década del ochenta hizo escuela en Ferro Carril sacando una camada de grandes jugadores y con ello un día les jugó a los equipos montevideano en un torneo muy parecido a lo que es hoy la Liga Uruguaya, y el Chumbo con sus gurises los hizo temblar, y la verdad sea dicha, un poco los jueces y un poco los consagrados, le ganaron varios partido de pesado, pero el con sus desconocidos le hizo partido siempre y le quitó la arrogancia de creerse imbatibles.
desde su regreso a Salto hasta fines del siglo pasado, cuando a mi me tocaba cubrir al básquetbol local, cosechamos una gran amistad. Luego yo me fui para Dolores (Soriano), y hace un par de años que estoy de regreso en Salto, lo vi muy pocas veces. Él ya no andaba en el ambiente del básquetbol y yo tampoco, porque ya no escribo en deportes, pero tengo recuerdo de varias entrevistas que hicimos, y era un tipo que leía todas las crónicas y muchas veces marcó coincidencia conmigo en los comentarios de partidos y muchas discrepó. También muchas veces me hizo ver porque apliacaba tal estrategia, tal táctica en determinado partido y en que función utilizaba mejor las cualidades de determinado jugador.
Se fue el Chumbo, pero sus hazañas deportivas quedarán para siempre entre nosotros, como su corazón naranjero, su corazón manya, su corazón ferrocarrilero..
Carlos María Cattani
- CAMACA

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ustedes se la pasan haciendo piquitos

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