sábado, 28 de marzo de 2009

Para cantar un te quiero


















ESTELA Y EL MAR

En la fragua de los sueños

castigué metales hasta el alba.

Con el marrón de las palabras

formé tímidas oraciones

que un día, en pleno diluvio,

se transformaron en un mar de versos.

Viento en popa, sobre mi esqueleto

navegué aguas adentro, hacia la vida

y supe de esas cosas de la marinería

de puertos y amores

de pasar y no volver

de la larga lengua del lucero

atando madrugadas

asido al timón

salitroso y plural

la supe viva.

Anduve entre olas gigantes

con el presentimiento en los labios

y soplando en el viento como el viejo poeta

hasta que la soledad quebró mi nave

y revuelto entre camastros y maderos

floté en un naufragio de años

con motines abordo incluidos.

Un día, harto de mar y de gaviotas

divisé su playa al romper el alba

y sin dudar enfilé hacia ella.

Caí a orillas de su piel

escribiendo mil te quiero en la arena

y yo que sólo había visto estelas en el cielo,

y estelas en la mar, descubrí que no siempre

las palabras se parecen a las cosas.

pues una Estela del San Salvador me envolvió

A pura miel y sentimiento, me rodeó de amor

de sueños, de horizontes.

Los labios hablaron en su idioma de besos

encendiendo antorchas en los cuerpos

iluminándolo todo.

Y en la fragua donde arde la vida

el ritual de las nueve lunas acudió puntual a la cita

para ofrendarnos a Alfredo Manuel en un agosto

y ahora esperamos por Carlos Andrés

porque empecinados, fogosos y humanos

Retamos nuevamente al destino.

No soy Ulises pero llegué a mi Ítaca

No soy poeta pero escribo versos

y no hay días nublados ni naufragios

Cuando Estela y el mar dicen que me aman.

----- CARLOS MARÍA CATTANI -

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