jueves, 5 de marzo de 2009

El artiguismo vive en tierra guarani

El regreso de Andresito

Carlos del Frade (APE)

Tenemos posesión ancestral del territorio, pues nos encontramos asentados en este lugar hace más de 200 años, desplegándonos desde la ruta 20, en un radio aproximado de 5.000 hectáreas, sin embargo no se nos ha reconocido la titularidad registral -dijeron los dirigentes de la comunidad guaraní de la aldea Alecrín, en San Pedro, geografía de la provincia de Misiones.

Palabras que vienen desde hace tiempo.

Dignidad que reaparece.

El espíritu de Andresito Guacurarí, Andresito Artigas, parece revivir en estos resistentes representantes de los pueblos originarios del nordeste argentino.

Andresito Artigas, comandante indio de aquella epopeya que fue la Liga de los Pueblos Libres liderada por Don José Gervasio Artigas.

Andresito, miembro del pueblo guaraní, fue arrestado y encarcelado en las mazmorras de los portugueses después de haber enfrentado los intereses ingleses, porteños, lusitanos y los del patriciado correntino y misionero.

Por eso su cuerpo nunca fue devuelto. Está desaparecido. No quisieron que haya memoria de semejante rebeldía, de tanta dignidad. No sea cosa que alguna vez volviera a encarnarse en su gente.

Pero no se puede con la memoria ni con la dignidad.

Por más olvido que siembren y multipliquen.

Allí están, la memoria y la dignidad, una vez más en los cuerpos y las almas de mbya guaraníes misioneros, como en los tiempos de Andresito.

Fue cerca de Pozo Azul cuando un grupo de mbya guaraníes “arrojaron troncos sobre el paso de un obraje de la empresa Harriet para impedir el trabajo de las máquinas sobre las tierras que reivindican como propias y en las que se encuentra su ancestral cementerio. Desde la empresa forestadora Harriet S.A. informaron que las obras están paralizadas en las cercanías del cementerio, por lo que no entienden el entorpecimiento de las tareas. Es más, iban a realizar una denuncia policial para que se les permita reanudar las actividades en las tierras que jurídicamente le pertenecen”, escribieron los cronistas del lugar.

Para los verdaderos dueños de la tierra, la empresa profanó el cementerio y por esa razón ya tuvieron el apoyo de otras comunidades y del Equipo Misionero de Pastoral Aborigen.

-Nuestra comunidad estorba el desarrollo de la empresa -dijo el cacique Enrique Benítez en relación a los intereses de la firma y la tozuda resistencia de los suyos.

-Esta comunidad tiene cerca de 300 años, y desde que llegó la gente de la empresa nos echaban y al tiempo volvíamos. A mis abuelos un día los echaron -sostuvo Benítez.

Lo cierto es que la empresa se ha topado con algo que no esperaba: la resurrección de una vieja dignidad.

La de los guaraníes que junto a Andresito Artigas fueron capaces de demostrar que la tierra es sinónimo de libertad y no solamente de grandes ganancias para pocos.

Los troncos que impidieron el paso de las máquinas vienen rodando desde hace tiempo y ahora, parece, que ya no serán detenidos.

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ustedes se la pasan haciendo piquitos

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