Remembranzas de un Jurado: Casa de las Américas, una fortaleza de la cultura
Participar como jurado en el Premio Casa de las Américas fue un honor inmerecido que intento divulgar para quienes no han tenido tal privilegio pues me atrevo a proclamar que esa institución cubana, única y múltiple, no tiene un parangón continental en el fomento de la cultura literaria en todas sus fases.
Los galardones otorgados para 2009 (febrero) tuvieron de algún modo mayor relevancia al cumplirse en la fecha el cincuentenario de esta entidad creada sólo cuatro meses después de consumarse el triunfo de la Revolución Cubana (RV) cuando se iniciaba enero de 1959. Transcurridos tres meses desde su nacimiento por la ley 299 se convocó al entonces llamado Concurso Literario Hispanoamericano y el primer Jurado se constituyó en 1960 para evaluar las 575 obras presentadas. Aunque ha sido víctima de una suerte de bloqueo cultural por extensión del económico, Casa ha venido ampliando su labor bajo la dirección de Roberto Fernández Retamar, notable poeta, quien es además, un ciudadano del accionar político como integrante del Consejo de Estado, el más elevado organismo gubernamental de Cuba.
He aquí una puntualización del crecimiento antes aludido:
1964: Se abre el concurso y premio para Brasil, léase lengua portuguesa;
1970: Ingresa Literatura Testimonial;
1975: Literatura para niños y jóvenes;
1976: Literatura caribeña en lengua inglesa;
1979: Literatura caribeña en lengua francesa;
1980: Acceso de Brasil a todos los géneros;
1992: Se incorpora Lenguas Indígenas Americanas;
1994: Creación del Programa de Estudios de la Mujer y convocatoria del Premio Extraordinario de Ensayo sobre esa temática;
2009: Premio Extraordinario de Estudios sobre los latinos en Estados Unidos.
PREMIOS 2009
Novela: El exilio voluntario, de Claudio Ferrufino-Coqueugniot (Bolivia)
Testimonial: Mañana es lejos (memorias verdes de los años rabiosos), de
Eduardo Rosenzvaig (Argentina)
Niños y jóvenes: La prometida del señor de la montaña o La doncella del
Huillallaco,
De Yoli Fidanza (Argentina)
Brasileña: Réquiem, de Lédo Ivo (poesía)
Estudios Latinos: Bugalú y otros guisos, de Juan Flores (Puerto Rico)
Premio de Poesía “José Lezama Lima”: El alternado paso de los hados, de Carlos Germán Belli (Perú)
Premio de narrativa “José María Arguedas”: La Ceiba de la memoria, de
Roberto
Burgos Cantor (Colombia)
Premio de ensayo “Ezequiel Martínez Estrada”: Globalización e identidades nacionales y postnacionales, de Grinor Rojo (Chile)
Testimonio: género en debate
A nosotros nos correspondió integrar el jurado para el género Literatura Testimonial con la grata compañía de José Ignacio López Vigil, nacido en La Habana aunque su patria de adopción es Ecuador, profesional radial y teólogo y de Paco Ignacio Taibo II, mexicano; (sí leyó usted bien: segundo en números romanos, al estilo de los Papas o reyes…”. Cada uno debió leer y evaluar cuando menos 20 originales de libros o proyectos de ellos. Para los miembros de esta juraduría fue una tarea intensa porque también se discutió acerca de una definición del género.
Para dar testimonio, primero debe ser uno testigo, palabra que el diccionario de la Real Academia define como “Persona que presencia o adquiere directo y verdadero conocimiento de una cosa”. En realidad tenemos 13 acepciones y otras 14 relativas al Derecho. Según el texto de la RAE, testigo significa también testículo (1) Mas, naturalmente ese no es el problema el cual consiste en cómo el testigo presentará los hechos, cómo hará su testimonio.
He sostenido que el testimonio es primo hermano del periodismo y que la relación de la literatura, por ejemplo, con el reportaje, debe entenderse en el marco del buen uso del lenguaje, en la aplicación de las categorías de la estilística, pero no en la utilización de la esencia literaria que es la ficción. Silvia Adela Kohan apunta que el testigo es un “narrador que observa la escena con ninguna o mínimas alusiones a sí mismo” (2) Creo que exagera puesto que el periodista o testigo puede y debe interpretar los hechos y para ello debe procurar una valoración objetiva que es distinto a la evaluación subjetiva como es la opinión.
Ese límite entre la ficción y la realidad es tenue, debe manejarse con honestidad y sabiduría y mediante el uso de la retórica mecanismo consistente en el “arte de bien decir, de embellecer la expresión de los conceptos, de dar al lenguaje escrito o hablado eficacia para deleitar, persuadir o conmover” (RAE). En mi anotación inicial luego de la lectura del trabajo premiado, “Mañana es lejos” escribí: ‘ Escrito en primera persona es tanto autobiográfico como testimonial al recoger (narrar) sucesos históricos contemporáneos’.Luego, el jurado concluyó al justificar su fallo: “Debido a la inmensa capacidad para sintetizar la tragedia de la generación rebelde argentina a lo largo de veinte años, la calidad literaria del lenguaje, el brillo de las imágenes y metáforas, y su notable habilidad para narrar que la masacre no sólo afecto a muertos y desaparecidos, sino que destruyó el tejido social de todo un país, en un sorprendente ejercicio de reflexión y memoria sobre un tema crucial en la América Latina”.
La cruda y en veces brutal realidad de Latinoamérica se manifiesta en la mayoría de los trabajos de Testimonio. Así es como la única Mención del jurado correspondió a “Hay que saberse alguna poesía de memoria. (1974-1980: testimonios de una mujer argentina) “. Escrito por Patricia Miriam Borensztejn acerca de el anoté: ‘Relato de una vivencia de seis años de cárcel y de su efecto luego de lograr la libertad. Escritura fina, atrayente y objetiva para narrar una terrible tragedia que fue la de muchas mujeres argentinas en las etapas dictatoriales’. Cuando fue apresada la autora tenía 21 años.
La intensa actividad en Casa de las Américas precedió a la inauguración de la Feria Internacional del Libro que, inaugurada en la capital, recorrería todo el país. La Habana era una fiesta, Hemingway dixit?
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