domingo, 22 de febrero de 2009

Reflexiones de camaca

Dejémonos de principios y hablemos de finales
Yo siempre fui un hombre de principios. Tengo principios morales, laborales, vecinales, amatorios, de amistad, de política. Me considero un hombre de buenos principios, respetado y respetable. En cada oportunidad que tengo, suelo hablar de mis principios, que son muchos, buenos y bonitos. Claro que es parte importante de mi vida, ahora, reflexiono y digo también, que hablar de los principios es fácil, lo que nadie habla es de los finales. Porque uno puede sostenr un principio, pero un final puede ser insostenible, ¿me entienden?. Puede caer de maduro, puede caer de pesado, o puede quedar colgado, vaya uno a saber, lo que si se sabe es que nadie habla de los finales. Nadie dice soy una persona con muchos finales. Tengo buen final, finalizo bien. ¿Por qué pienso que mucho más valiosos son los finales que los principios?, porque uno puede tener buenos principios, pero andando, por el medio o por la mitad, los pierde, los cambia, los deja y la gente piensa que el tipo es bueno basándose en esos principios que le reconoció una vez, pero, porque no le sigue los pasos, y el loco va y se manda las ranadas por la mitad o por el final. Por eso es muy importante, más importante que los principios, diría yo, los finales, porque si uno es un hombre de buenos finales es porque ha tenido buenos principios o si comenzó con malos principios, los fue mejorando en el camino hasta llegar a estos buenos finales, que son su acción mejor, es lo que queda, es lo que resalta y la gente verdaderamente lo va a recordar por sus finales y no por sus principios.
Lo dicho dicho está, ¡Viva San Valentín!, por loe menos que viva, para asesorarme sobre, ¿qué le regalo hoy a mi mujer?

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ustedes se la pasan haciendo piquitos

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