Cuando digo la palabra ética, no es sólo una palabra.
Cuando digo la palabra ética, es que demando ¿qué han hecho de la vida?
Cuando digo la palabra ética, pienso en mis días sin pan y sin canciones.
Cuando digo la palabra ética, es que ya me cansé de estar arrodillado.
Cuando digo la palabra ética, siento que alguien me necesita como yo necesito de los alguien.
Cuando digo la palabra ética, es que empecé a dudar de los fuertes y a creer en los débiles.
Cuando digo la palabra ética, no acuso al pecador sino al pecado.
Cuando digo la palabra ética, es que estoy con los que arrojan maíz a las palomas
y estrechan la mano del caído.
Cuando digo la palabra ética, sé que es tiempo de recordarlo todo y entender lo que se va y
lo que se viene.
Cuando digo la palabra ética, quiero que el hombre y el pájaro y el árbol sean amigos.
Cuando digo la palabra ética, fraguo un ladrillo para el mundo que construirán mis nietos
y sus nietos.
Cuando digo la palabra ética, quiero decir que ya no soy el que pretenden sino que puedo ser el
que yo quiera.
Cuando digo la palabra ética, es que no me basta la palabra progreso (para unos pocos), y ante todo
quisiera vivir de otra manera.
Cuando digo la palabra ética, se despereza el duende de la alegría, digo chau a la noche
y bienvenido al día.
Cuando digo la palabra ética, vuelvo a mirar las cosas con ojos infantiles.
Cuando digo la palabra ética, digo primero está el amor, la mano amiga, el canto y la comida,
las cosas importantes de la vida.
Cuando digo la palabra ética, es porque sueño con que algún día nos sentemos a compartir el pan
y la poesía, y al fin Caín se abrace con su hermano.
Cuando digo la palabra ética, cuando se escapa a las calles, solidaria, y arde en los ojos que estaban
apagados, ellos sacan la tropa o la chequera creyendo que somos números
u objetos, y no saben que el alma no está en venta.
Y es que digo la palabra ética y creo que ya es hora de sacarla del burdel
y traerla a casa.
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