jueves, 16 de octubre de 2008

Cavilaciones camperas


(con cierre metálico y todo)

Como si lo estuviera viendo, mire. El fuego jugueteaba entre los pesados troncos en cruz. Los paisanos mateaban en silencio, y de pronto, sin saber como, se pusieron hablar de cosas de la vida. Yo de lejos los miraba de refilón, y cavilaba para mis adentros, por ejemplo, del Rudesindo Mc Pay, ése si que sabe ser un gaucho en toda su dimensión, ¡ y eso que es ancho el desgraciau!, ¡ y pesao como explicación de Ministro..

Hay quienes dicen que es un criollo de ley..., de ley de la ventaja será o más bien, del orsay, porque siempre queda fuera de juego. Pero eso sí, muy valiente. Una vez, me acuerdo como si fuera hoy, se pasó tres semanas en el monte buscando su árbol genealógico, pero se le hizo astiyas el corazón y abandonó el asunto.

Al parecer, creía que su abuelo era un Ñandubay bien plantao, pero resulta que fue una Ñandubiene que entró por la ventana, de su muy querendona abuela.

El Rudesindo Mc Pay era un matero perdido, un adicto declarado, ¡las de yerba y azúcar que gastaba por mes no está escrito!. Y pensar que él hoy está allí, muy tranquilo y hace un año exactamente tuvo la famosa pelea con un lobizón en el Paso on de rock. Un bicho más feo que Couriel haciendo puchero, con eso le digo todo.

Jue una noche de luna llena, como la de hoy, si hasta el panorama se repite, el Rude venía al trotecito chasquero por el sendero. De pronto sintió un aullido estremecedor que le paró el pelerío, desde el primero al último y en todas las regiones pelisticamente hablando, de su cuerpo.

Su corazón fue un malambo, sus dientes una chacarera y su panza una milonga en Do.

Y en esa musical situación sustera, se dio cuenta de una cosa, coraje, lo que se dice coraje, no tenía. Y farmacia de turno cerca tampoco tenía. Así que se automedicó, se bajó del matungo, juntó un poco de coraje, que siempre hay disparramau por ahí, ¿vio? Y se puso vertical de fiereza. En esos momentos volvió a sentir otro alarido. Por su interior pasaron muchas cosas, tanta que una de ellas le salió pa' afuera. Se tanteó las posaderas y comprendió, notó algo maleable y adaptable al recipiente. Jue cuando de la oscuridad saltó un bulto negro y de grandes dientes,¿será un tarifazo, el Mono Pereira o el Chengue Morales?, pensó sin más el Rudesindo….

Era el mismisimo lobizón del Paso del Fusilado en persona que había venido a visitar a un pariente del Paso on de rock y ante de irse quería hacer alguna trapisonda.

"Conmigo no tendrás suerte peludo, le gritó en un acto de arrojo el Rudesindo y peló su fierro como si fuera una banana. El bicho no se hizo de rogar y facón y garras se sacaban chispas, paqui, payá, pa este lado, pa este otro, que arriba, que abajo, sin tregua ni desmayo.

Ya se venían las barras del día, recargadas como en artículos de primera necesidad cuando el lobizón notó que estaba volviéndose humano y entonces gritó:

¡Tenga mano tallador!, se me viene el sol y pido un cuarto intermedio porque no puedo pelear encandilado... Ni alcanzó hacerse silencio, porque desde la copa de un árbol se escuchó la voz bien de judio que decía, "te vendo lentes de sol, te lo dejo ahora y me lo pagás en la próxima transformación….

Decí que el lobizón no le hizo caso y se peló como poroto de la chaucha porque si sino, allí nomás lo hacían salir al Rudesindo de garantía.

No hay caso, mi amigo, el Masolpeado Rodríguez tiene un alma de comerciante que no te deja pasar ninguna… Precisamente, la camisa floreada que dicen que era de Karibe con K que lleva puesta el Rudecindo hoy, se la vendió ese día, lo mismo que el sleep que usa siempre….

CAMACA

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ustedes se la pasan haciendo piquitos

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