sábado, 12 de julio de 2008

¡que jugador el Vitucho!



¡Que jugador el Vitucho!
Te acordás? Preguntan en la cantina del club, y siempre hay alguien que responde: “¡como no me voy acordar!”.
Y ya salen trenzados en nombres, años, partidos, rivales. Entonces uno piensa, ¡que lo tiró!, ¡si todos jugaran la cuarta parte de lo que cuentan, Uruguay era campeón del mundo de por vida…
- ¿Te acordás del finado Vitucho?.
- ¡No me voy acordar!, ¡que jugador!.
- ¡Como la pisaba!. Era una viborita, ¡como se escabullía!..Al pobre le faltaba físico.
- Y olla.
- Pero, jugaba lindo. Don César, en ese entonces era el Presidente, un tipo de ley, un padre para todo el mundo..
- Y una alcancía, porque mirá que daba plata, lo ordeñaban más que a una vaca holando, y el hombre firme, de ley, che, de ley…
- Pero mirá que antes no eran mangueros como ahora, y quien lo era, cuando tenía que jugar, jugaba.
- Me acuerdo que contra Sportivo Tutano, en el 42, 43, ¿qué año fue, te acordás?, Vitucho llegó con sus zapatitos de tapones gastados, sin lustrar, y con los cordones hecho flecos. Se puso un par de diarios doblados porque ni canilleras tenía el pobre. Aparte, como era muy friolento, se ponía las hojas de policiales del diario, que eran las más calientes, en la panza. Y además, eso lo hacía aparentar de más físico, lo dejaba más rellenito. Sportivo Tutano venía invicto, jugaban que se las pela. Tenían un back atrasado que era una muralla, un centrojás que metía pechera en el medio, de bigotes largos y gruesos, nariz aguileña y una cicatriz de cuchillo que te hacía temblar. Los “insai” iban y venían iban y venían, hacían cositas, tejían filigranas. Pero, lo mejor que tenían eran los wines, ¿te acordás?, rápidos y diablos, te amagaban para un lado y pasaban por el otro como si nada. Nosotros lo teníamos a Vitucho, con hambre de fútbol, con hambre de gloria, un hambre total, el pobre sólo comía fiambre. Me acuerdo que íbamos perdiendo 3 a 0 en el primer tiempo. Vitucho se recuesta contra el alambrado y lo llama a Don César.
- ¿Qué le dice?
- Faltan refuerzos don César.
- ¿En la defensa?
- No, en el estómago. Quiero uno de mortadela y si puede otro de jamón y queso de postre…
En el entretiempo le trajeron tres costillas de asado y un vasito de tinto…
- ¿Y?
- ¡Que segundo tiempo el de Vitucho!. Subía y bajaba, gambeteaba hasta los compañeros. Hizo cuatro goles y al quinto lo erró porque se puso a mirar a un gordito que estaba comiendo un choripán al costado del arco contrario. Yo creo que en vez de tirar al arco, le tiró un pelotazo al gordito para ver si soltaba el choripán…
- ¿Qué jugador el Vitucho!.

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ustedes se la pasan haciendo piquitos

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