sábado, 1 de noviembre de 2008

Sin terminar

Vladimir Maikovski

Yo conozco el poder de la palabra,
yo conozco su llamado poderoso.
Hay palabras,
que levantan a los seres de las tumbas
y marchan solas,
sobre sus cuatro patas.
A menudo,
hay palabras que se pierden,
se tiran,
no se imprimen,
no se publican.
Pero la palabra corre,
ajustando sus tiradores,
resonando en los siglos,
y se acercan los trenes arrastrándose
lamiendo,
las manos callosas de la poesía.
Yo conozco el poder de la palabra,
más que muchos,
más que un pétalo caído,
bajo el pie de la danza.
Pero el hombre,
entrega el alma,
los labios,
entrega todo su esqueleto...

1

Me ama,
mucho, poquito,
o no me ama...
Me rompo las manos,
apretando los dedos,
y arrojo al aire los dedos rotos.
Así se rompen o arrojan,
los pétalos de las margaritas,
cuando se adivina el amor en el mes de mayo.
Dejad que al rasurarme,
se descubra el pelo plateado de los años.
Espero,
creo:
en los siglos de los siglos jamás me llegará
el día vergonzoso de mi sano juicio.

2

Ya son las dos.
Tal vez ya estás acostada.
En la noche,
la Vía Láctea,
hace su camino de plata.
No te apuro,
con telegramas urgentes,
no tengo por qué,
despertarte ya,
ni molestarte.
Como se dice,
el "incidente" ha terminado.
La barca del amor,
se ha estrellado,
contra la vida cotidiana.
Estoy a mano contigo.
No hay por qué enumerar,
nuestros dolores recíprocos,
desgracias,
ofensas.

¡Mira el universo,
que silencio!
La noche,
ha cubierto el cielo,
con su mensaje de estrellas.
En horas como ésta,
uno se levanta y habla,
a los siglos,
a la historia,
al mundo.

3

Ya son las dos...
tal vez ya estás acostada,
o tal vez,
tú también estás así como yo...
No te apuro ya,
con telegramas urgentes,
no tengo por qué,
despertarte ya,
ni molestarte..

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ustedes se la pasan haciendo piquitos

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