María Esperanza Sánchez
BBC Mundo
La beatificación de Juan Pablo II este domingo, menos de seis años después de su muerte, ha sido considerada por muchos como un proceso "exprés" para convertirlo en santo.
Su beatificación no deja de ser controvertida y ya un sinnúmero de teólogos se han pronunciado en contra de ella, principalmente porque lo acusan de encubrir a pederastas como el mexicano clic Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo.
La Iglesia Católica responde a estas críticas señalando que al acelerar el proceso de santidad responde a un reclamo popular, un movimiento amplio que ha hecho campaña desde el mismo momento de la muerte de Juan Pablo II.
Pese a esto, muchos se preguntan: ¿qué busca el Vaticano con este nuevo beato?
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Argumento "equivocado"
Para muchos, la Iglesia Católica intenta enaltecer a una persona carismática y con apoyo popular en momentos en los que enfrenta una de sus peores crisis de las últimas décadas, además de afianzar una doctrina eclesiástica altamente conservadora.
Sin embargo, Austin Ivereigh, analista británico de temas religiosos y miembro de la organización Voces Católicas, rechazó estos argumentos en conversación con BBC Mundo.
"No hay un motivo oculto para acelerar el camino a la santidad, para proclamarlo beato, excepto la razón usual de señalarlo como un modelo"
Austin Ivereigh, Voces Católicas
"Benedicto XVI respondió a un llamado masivo de la gente. No hay un motivo oculto para acelerar el camino (de Juan Pablo II) a la santidad, para proclamarlo beato, excepto la razón usual de señalarlo como un modelo", aseguró Ivereigh.
La rapidez del proceso ha sido uno de los principales focos de críticas, pero -según Ivereigh- lo único diferente es que se obvió el período de cinco años desde el momento de la muerte, que normalmente se observa para iniciar un proceso de beatificación.
El experto recordó que el propio Juan Pablo II rompió con esa tradición para permitir la beatificación de la Madre Teresa de Calcuta, que también se llevó a cabo seis años después de su muerte.
¿Y qué gana el Vaticano?: "Lo que está haciendo es decir 'aquí está un hombre enraizado en la fe cristiana, que es un modelo ejemplar de la Iglesia Católica".
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Tiempos de crisis
Históricamente, muchos santos y beatos han sido declarados en momentos particularmente críticos para la Iglesia Católica y Juan Pablo II, nacido con el nombre de Karol Wojtyla, parece ser uno de ellos.
La institución ha sido sacudida en tiempos recientes por los escándalos de abusos sexuales por parte de sacerdotes, y muchos feligreses están abandonando sus filas para unirse a cultos protestantes.
Siguiendo esta lógica, Juan Pablo II se elige como un modelo que atrajo a muchos y que tuvo un papado sin precedentes.
"Durante el período de la reforma protestante en el siglo XVI, la Iglesia respondió con la contrarreforma y aparecieron grandes santos como Juan de la Cruz, Teresa de Jesús, Ignacio de Loyola, gente que renovó. Fueron modelos en períodos de grandes crisis del catolicismo", le comentó a BBC Mundo Asunción Lucio Diez, especialista española en ciencias de la religión.
Juan Pablo II encaja, según ella, en esta tónica: "Fue la respuesta de la Iglesia a tiempos difíciles; el primer papa polaco que además tuvo un largo pontificado, que presenció la caída del Muro de Berlín y contribuyó a ese proceso, que inició las jornadas de jóvenes; fue un gran innovador".
Según la experta, "son respuestas dentro de la tradición eclesiástica; no hay ninguna novedad".
"¿Juego de favores?"
Sin embargo, Juan Pablo II también fue un pontífice controvertido y muchos no lo consideran un modelo.
El teólogo español Juan José Tamayo, quien se pronunció junto a otros colegas en contra de la beatificación del papa, le dijo a BBC Mundo que Karol Wojtyla no tiene las cualidades ejemplares para ser elevado a los altares.
"Benedicto XVI le debe a Juan Pablo II su pontificado (...) Es un juego de favores"
Juan José Tamayo, teólogo español
En una carta pública, Tamayo y otros teólogos europeos y latinoamericanos citan entre sus objeciones que Juan Pablo II encubrió a pederastas como Marcial Maciel y persiguió a exponentes de la Teología de la Liberación en América Latina.
"Esta beatificación responde a un dicho muy popular, que es que 'es de bien nacidos ser agradecidos', y Benedicto XVI le debe a Juan Pablo II su pontificado", le aseguró Tamayo a BBC Mundo.
De no haber sido por su antecesor, el actual papa sería hoy "un obispo retirado", en opinión de Tamayo. "Es un juego de favores".
Más aún, según Tamayo, la beatificación afianza de un modelo de Iglesia Católica altamente conservadora.
Abusos
Austin Ivereigh, de la organización Voces Católicas, admite que Juan Pablo II tuvo un "punto ciego".
"El tema de los abusos sexuales es el único argumento fuerte en contra de la beatificación. Él no dio crédito a las acusaciones en contra de figuras como Maciel".
Ivereigh afirmó que Juan Pablo II simplemente no creyó los alegatos en contra de ellos y "esto se debe a su experiencia con los regímenes comunistas que hacían acusaciones falsas de abusos sexuales contra sacerdotes".
El experto concluyó que esto siempre será "una mancha en su historial de vida, pero eso no implica que no haya méritos para elevarlo a la santidad".
"La Iglesia no está diciendo que era perfecto, sino que luchó contra sus debilidades y sus vicios, y que a través de la oración creció en su santidad y apertura a Dios".
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