Que la vieja es lo más grande que hay, ya se sabe. Que uno junta todo su amor el domingo para darle un beso, un regalo o comer de arriba, también se sabe. Que le hacemos una barullo de aquello llevándole a nuestros hijos, que le ensuciamos los platos, los patios y el baño, ese día, también se sabe.
Pero, la vieja es lo más grande que hay, si hasta el dia antes de mi casamiento, me cortaba el bifecito en trocitos tan pequeños como cuando volvía de la escuela, y estaba en primero. La vieja me habla y me acomoda la camisa, con sus manos me arregla el pelo, y siempre me da consejos, y el infaltable, cuando me voy, “portate bien, andá derecho, no te pierdas”. Yo la veo a la vieja y veo el amor en toda su dimensión.....
PERO....
El día de la Madre, en realidad es el día de los hijos...pródigos, o más o menos, que durante el año, nos olvidamos un poco de retribuir, al menos, un poco de cariño, y ese día, como que juntamos todo lo que no le dimos y se lo zampamos así, de sopetón, apenas llegamos. Le dejamos la cara machucada de tanto besos, su cuerpo adoloridos de esos abrazos, y a veces hasta un tufito de vino, whisky, cerveza, porque uno emocionado toma como más cariño, ¿me entienden?, ese cariño que se fortalece en el vaso y nos da una expresividad que...
Claro, que nunca nosotros, nos ponemos en la piel de la vieja, ¿qué piensa la vieja en su día?
“En ese fantástico día, lo primero que pienso es quién será el primero en golpear la puerta, el sinvergüenza de mi hijo o la llorona de mi hija. Seguro que es ella la que llega primero, con mi yerno, que me da un beso y enfila para la heladera, saca unas piedritas de hielo y se sirve el whisky de mi viejo, “para regular la presión”, hay veces que ni toda la botella le regulariza esa presión tan rara qaue tiene mi yerno.
Los tres hijos de la pareja, mis queridos nietos, se hacedn notar, uno me pide algo para comer, el otro que le haga café y el tercero, el más grande, me pide plata para comprar algo en el almacén o en el kiosco. Después llega mi hijo, con su mujer, una nariz para arriba, que no le gusta venir a casa porque siempre hay olor a comida y porque el perro le da alergia, pero yo no sé si es el perro o somos nosotros, sus suegros, porque somos demasiados sencillos para sus gustos. El nene se desvive por ella, tiene tres empleos para complacerla en sus demandas, y a veces, muchas veces, hasta precisa unos pesos de mi pensión porque se queda cortos. Yo lo miro, y me cuesta creer, pero, años me pasé educándolo, haciendo de él un hombre de bien, ahora no es de mal, pero es de gil, que se deja dominar...Por suerte, mi nuera no es del gremio de las madres, no le deseo tan grande martirio a ser humano alguno, y menos si se trata de un nieto...”.
OTRA MADRE
“ Para mi, como madre, no es más que un día de fiesta. Ese día, mis hijos suelen decirme que descanse, que ellos hacen todo. Y si mi esposo me deja mugre en la cocina cada vez que me cocina, que generalmente es cuando cobra la jubilación
y se trae todas esas latas raras, y se prepara cada revuelto que o él o yo, al otro día tenemos que ir a Emergencia o llamar a un doctor, mis hijos, tres varones y una mujer hacen tal relajo que me dan ganas de llamar a Recolección y Barrido para que me manden un camión exclusivo para mi...
Mi marido ya los conoce, y sabe que la comida que hacen se las comen todo ellos, cuando la comen, porque o le falta sal o les sobra, o confunden los frascos y le ponen mucho picante o le ponen azucar donde lleva sal. Como quien no quiere la cosa, limpia la parrilla, pone unos chorizos, un medio pollo, Algún poco de asado, tripas gordas, se sirve un vino y se pone a contemplar el fuego y de tanto en tanto arrima brasas.
Yo me pongo a charlar con los nietos, de rato en rato vienen mis hijos, me dan un beso en la frente, uno llora, el otro se rie, el tercero se pone a recordar cuando le planchaba la ropa, le zurcia los calzoncillos y las medias, y les dice a mis nietos, “es la mejor madre del mundo”, “la quiero un montonazo”, “esta mujer vale lo que pesa”.
Y la nena;... todos los años que me repite lo mismo...”ªcada vez me parezco más a vos, vieja, hasta gordita como vos estoy quedando..... Con un piropo así, quién puede pasar triste en su día”.
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