Hace un año, hace un año, hace un año....

Hace un año ya, no lo veo al Pásula, un gran cocinero, un chef de aquello, pero por tercera vez en dos años se le quemó la comida, hace poco se le quemó de nuevo y se quedó sin comer por cuarta vez, le cucharearon el ensopado....

Hace un año que ocurrió aquel choque que unos se empeñan en decir “siniestro de tránsito”. Fue un golpe de aquellos, una caida estrepitosa, realmente siniestro

Hace un año que espero – como tantos- que aparezca el culpable o los culpables, los que cometieron el error y dejaron la víctima caída sin atención. Unos todavía juegan al gran bonete, otros avestrucean, otros son Chiarinos multiplicados “no tengo conocimiento”.

Y uno no puede creer que tanta gente que andaba por allí no haya visto nada, no sepa nada, no asuma algún grado de culpabilidad, por lo menos.

El que tenía el volante o bastón de mando, poco menos que se autocanonizó, inmaculado, arcangel, querubín, venerados por sus fieles monaguillos, tan fieles y tan santos que el hombre del volante. Y claro, ante esa tremenda realidad que culpa podrían tener, ellos creían que no eran culpables, que eran santos, que eran parte del Olimpo, y a los dioses no se les pide cuenta, faltaba más....

Y allá por la calle Amorim pasando 19, menos que menos, qué culpa podrían tener si sólo decian amén (así sea), y uno diciendo amén no tiene culpas.

Y aquella dama actriz como poca que de rebote le tocó un parlamento en la obra, qué culpa podría tener si no había hecho nada, pero nada de nada, ensayó cuatro años y no actuó

Y alli, donde se junta la junta, los dioses paganos de la palabra hablaban de cosas que a la gente poco le importaba si hasta crearon una burbuja de vidrio para aislarse, y se aislaron, ¿qué culpa podrían tener entonces?.

Hace un año exactamente y nadie hace su mea culpa.

Aunque siguen ahuecando y secando de raíz, palabras como “solidaridad, lucha, unidad...”

Hace un año...hace un año...hace un año