Salió corriendo al parque arrastrando su vestido rosa viejo. Se ubicó cerca del lago del Palacio Real para que su padre -el Rey- pudiera verla en todo momento. El Plan era sencillo. Ella agarraría a un sapo con sus dos manos, lo levantaría en el aire, señal para que su amante se acercara por detrás y apareciera en escena en el momento justo en que ella besaba al sapo y lo tiraba por detrás de su nuca.
Todo sucedió como lo habían planeado, la leyenda del sapo devenido en príncipe logró sus efectos y así fue como la princesa logró casarse con el criado tuerto al que amaba.
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