Treinta y Tres

Treinta y Tres - Fotos : Pablo Etchevers
n la región litoral se encuentra la ciudad de Treinta y Tres, capital del departamento que lleva su mismo nombre. Ubicada sobre la margen del río Olimar, la ciudad ofrece un recorrido más que interesante en que se puede revivir la historia del lugar, así como también disfrutar del contacto con la naturaleza.

El clima es especial en toda esta región norte, lo que asegura temperaturas de medias a elevadas. La primavera es una de las estaciones del año más agradables para visitar la ciudad.

Su nombre es un claro homenaje a los 33 orientales exiliados en Argentina que desembarcaron clandestinamente en Uruguay el 19 de abril de 1825 para luchar por la independencia nacional. Por ello, en el centro de la ciudad puede visitarse la plaza 19 de Abril que, justamente, recuerda aquel episodio histórico con un gigantesco monumento a los treinta y tres orientales. Construido en mármol puro y con un mástil en el que se encuentra inscripta la palabra “Libertad”, la parte central de esta imponente obra recuerda el nombre de cada uno de estos hombres.

La avenida principal de la ciudad lleva el nombre del héroe nacional Juan Antonio Lavalleja. Allí, cientos de jóvenes se dan cita los fines de semana, mate en mano, para pasar sus horas.

El pintoresco y vecino pueblo de Santa Clara de Olimar, donde se hallan los restos del revolucionario Aparicio Saravia, es uno de los paseos típicos que muchos visitantes realizan partiendo desde la ciudad.

A la hora de disfrutar de la naturaleza, se puede recorrer el Parque Municipal que se extiende sobre las orillas del río Olimar; allí además de la pesca es posible practicar deportes acuáticos, como por ejemplo el kayakismo.

Más al norte de la ciudad se puede visitar la laguna de Cerro Chato, la Quebrada de los Cuervos y la Quebrada de la Teja, lugares más que recomendados cuando se busca el descanso.

La laguna Merín es otro de los sitios más bellos saliendo de la ciudad. Allí, la flora y fauna subtropical se apoderan del lugar mostrando algunos vestigios de lo que mucho más al norte comienza a ser el pantanal brasileño