LLEGAS RESOPLANDO...
Llegas resoplando como una locomotora
como una barca traída por los vientos
y llegas al puerto de mi cama
a amarrarte
tibia y serena.
Tu geografía despareja
te ata cordilleras a la cintura
y es tu vientre el cofre donde guardas
el oro más preciado; el de la vida.
Allá afuera, el cielo trae tormentas
desata ráfagas salvajes
de un viento que estremece, la dársena, la escollera
y se pone a silbar de mal talante.
Entonces, pongo mi viejo corazón de puerto
transformo mis brazos en tus muelles
y desde el faro del vigía suelto un canto marinero
para que cierres poco a poco tus postigos.
Te oigo respirar acompasada
con esa paz de niña buena
y me siento el más feliz de los mortales
por el simple hecho de quererte.
Nosotros que supimos de naufragios
de amores perdidos entre las olas
hoy izamos las velas de un sueño
que navega a nuestras costas
desde hace casi nueve meses...
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