Rompiendo mundos por la amistad
“El que quiere nacer tiene que romper un mundo” dijo Herman Hesse.
Y desde aquella palmada y el primer llanto
he roto mundos cada día,
intentando nacer,
y apenas si respiro a golpe de pulmones
un aire mutilado,
que no reconoce mi solidaridad
con la esperanza,
el estrecho vínculo con la persistencia.
Miro espejos hacia atrás, tiernos, jóvenes, frescos y lozanos
contrastan con los tristes y arrugados del futuro
donde me cuesta reconocer mi rostro
familiarizarme con mi cada vez más árida piel,
mis multiplicados achaques.
“y el dolor de ya no ser”.
Entretanto, en esa brecha abierta entre pasado y futuro
sigo cimentando los ideales, candiles que se atreven
a andar mis días paso a paso.
Siempre están allí, me alumbran, me alimentan
y rompen mundo.
Muchas veces he caído y los empecinados ideales,
sin un reproche, con un gesto de amor, me ponen en el camino.
no tengo más remedio que romper mundo
para nacer en el pensamientos de mis amigos
cada día.
¡Por ustedes hermanos del alma, aún estoy en el camino!
- CARLOS MARÍA CATTANI –
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