lunes, 29 de septiembre de 2008

mientras el mundo se desploma, los más salvan a los menos


Los más salvan a los menos

Edgardo Carlos Engelmann

Ya me cansé de escribir sobre lo malo del capitalismo versus los sistemas más socialistas, participativos y solidarios de organización socioeconómica. Me cansé porque está a la vista. Me cansé porque todos escriben de lo mismo y un escritor suele querer escribir algo nuevo. Un punto de vista diferente y, en este tema, míreselo por donde se lo mire no hay vuelta que darle.

Los más, que son los más pobres y sufridos de la población del mundo, son los que salvan el estilo de vida rumboso y poco solidario o, directamente explotador, de los menos pero que más tenían y que volverán a tener, cuando les regalemos los 700.000.000.000 dólares que perdieron por hacer malos negocios. Malos negocios con todas las ventajas imaginables porque ellos mismos ponían las reglas.

Pero es así nomás. Nos han metido en la cabeza que si no los salvamos a ellos, nos arrastrarán en su caída.

¿Adónde me pregunto yo? ¿A qué espantoso lugar que no sea el que tenemos en este momento? Un lugar de absoluta incertidumbre. Incertidumbre que lleva a la enfermedad mortal como primera consecuencia, además de la pobreza y dependencia y falta de autonomía a la que estamos sometidos desde toda la vida.

¿O hay alguno de mis queridos lectores que sienta que pudo tomar decisiones soberanas con su persona y su futuro en algún momento? ¿Qué sintió que tenía "la vaca atada"?

Si a alguno le pasó eso antes, es de los que ahora, está rezando que le roben a los pobres 700 mil millones de dólares para repartírselos. Pero no creo que semejantes energúmenos me lean. Es un placer que así sea.

¿Qué decir de nuestro gobierno? De mal en peor. Amigándose con los garcas, cada vez más. Dándoles plata de los pobres a los ricos y mintiéndonos a los pobres.

Lo único bueno de esta crisis es que, quizás, algunos que se creían ricos y "votaban" o caceroleaban como ellos, se van terminando de dar cuenta que son pobres. Que no tienen nada seguro. Ni vivienda, ni ahorros, ni jubilación, ni empleo, ni salud, ni futuro para sus hijos… nada.

Sonrían… somos los más. Lo que yo digo es que no deberíamos ser los más pelotudos y dejar que los menos se caguen de risa de nosotros. Un secretito mil veces dicho: los menos temen a los más cuando estos salen a la calle.

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