domingo, 21 de septiembre de 2008

aquelarre, 30 años después, rock argentino

E EDITAN LAS OBRAS COMPLETAS DEL GRUPO AQUELARRE

Un tester de la violencia de los '70

La banda progresiva con dos ex Almendra recuperó la licencia de su material. Lo publica en una caja con remasterizaciones.

En vasco, 'Aker' es macho cabrío y 'larre', tierra. Tiene que ver con las reuniones de brujos del medioevo. Lo elegimos porque nos interesaba la idea de un ritual donde se genera cierta energía, cierta catarsis colectiva", explica Rodolfo García, el baterista (y cantante) de Aquelarre, un gran cuarteto de rock progresivo nacional (1971-1977). Ahí también militaba otro ex Almendra, Emilio Del Guercio (bajo, voz), además de Héctor Starc (guitarras, voz) y Hugo González Neira (teclados, voz). Por primera vez, ahora las obras completas de la banda se consiguen en una caja que contiene 6 compactos con los 4 álbumes, más inéditos y un disco en vivo.

Todavía minoritario y sectario (o digamos: "contracultural"), el rock nacional de los '70 no se oía justamente en la Casa Rosada y ni siquiera en la radio diurna. Por los mismos años, Spinetta hablaba sobre la necesidad de "desatormentarse", y como García-Del Guercio recuerdan, aquéllos eran años de sangrientos enfrentamientos políticos. Entonces, a nuestro rock le tocaba ser "tester" de esa violencia social. Y conjurarla. "Por eso que yo diseñé ese ícono para el grupo, una escopeta con mango de guitarra en vez de caño", explica el bajista, también diseñador. "Queríamos un rock que tuviera la fuerza de un arma, pero traducida a música".

Aquelarre fue uno de los primeros grupos con real conciencia de autogestión y autocontrol. "Con Almendra habíamos vivido de cerca la incoherencia entre el mensaje artístico de la banda y lo que la industria hacía con él. En Aquelarre, antes de cualquier movimiento, lo votábamos entre todos, incluso el de ir a una agencia de representantes. Y en los contratos, controlábamos cada cláusula; no dejábamos que usaran nuestros temas sin permiso" (García). El equipamiento -de audio y luminotécnico- era propio. Y hasta hoy, las regalías que se ganan se reparten equitativamente entre los cuatro. Las canciones se firmaban con un "Aquelarre", sin detalles de autoría. A su modo, Aquelarre propugnaba cierto socialismo con el ejemplo. "Desde el comienzo, pensamos en socializar la creación del grupo. Teníamos una idea laboral y colectiva de lo que era componer", recuerda Emilio. El mismo criterio para disolver la idea de "líder" o "voz cantante": "Nos gustaba la idea de cambiar de colores vocales, de género, de arreglo o de ritmo en una misma canción. Escuchábamos Yes pero también al dúo Salteño. Hubiera sido muy aburrido tocar rock and roll y nada más" (Del Guercio). "Nos dedicábamos horas a los detalles, y así podíamos poner una sección experimental en Hermana vereda, para la cual habíamos ido a estudiar sintetizador con Francisco Köpfl. Y en Brumas en la bruma, convocamos a Rodolfo Alchourrón para que hiciese arreglos orquestales. Todo era búsqueda y prueba/ error".

Las referencias a "Hermanos" y "América" ubicaba el surrealismo del cuarteto más cercano a la alegoría social y local que al capricho y la cosmología (Rodolfo militaba en el gremio de los músicos; Del Guercio venía de la izquierda peronista). De todos modos, evitaban "evangelizar con la letras, hacer panfleto". "Para la extrema izquierda, éramos el vehículo de la dominación anglosajona", repasa Del Guercio. "Pero cuando fuimos a España nos dimos cuenta de qué argentinos éramos. Esa izquierda tenía una visión estrecha y fija de la realidad y de la historia. Pero nosotros hablábamos de una revolución que abarcaba todos los campos de la actividad humana".

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ustedes se la pasan haciendo piquitos

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