CAÑA DE AZUCAR Y LA PROMESA DEL ESCRIBANO
Días atrás leíamos en uno de los diarios de Salto un artículo escrito por el ex intendente de Salto, escribano Eduardo Malaquina, analizando la situación creada desde el cierre de El Espinillar y marcando responsabilidades ajenas y obviando las suyas propias como si en todo esto fue un simple espectador y no un protagonista de primera línea, que lo fue y muy importante.
Vamos por el principio, dice el escribano que El Espinillar surgió con el objetivo de producir algunos alcoholes para elaborar bebidas y azúcar de calidad, y algo de cierto hay, pero en realidad la prioridad era generar alcoholes varios, es decir para licores, medicínales, y hasta combustibles en menor medida y después sí azúcar.
En la década del 70, dictadura cívico-militar mediante, se cambia la prioridad y se produce más azúcar blanco que alcohol y esto genera mucho más problema que los que tenía en ese momento, todos los países del mundo subsidian la producción de azúcar blanco, siempre se produce a perdida, salvo las excepciones de los grandes productores de azúcar, como Brasil, Cuba, etc., que además exportan, el resto, como es una industria estratégica, industrializa a perdida y eso está asumido que es así.
En cuanto a las responsabilidades del cierre de El Espinillar debemos reconocer que eran muchos los intereses que estaban en juego, algunos que tenían que ver con fuertes monopolios privados, vinculados al gobierno de turno en esa época, gobierno que era una continuación de la coalición de clase dominante representada por el partido colorado y el nacional que no culminó con el cambio de gobierno en 1989, por el contrario se acentúo en ese período y que aplico un neoliberalismo salvaje que destruyó cuanta fábrica andaba en la vuelta y en el caso de ANCAP desmonopolizó los alcoholes, que estaba en manos del estado, para hacerle el caldo gordo a los grandes importadores de licores y otras yerbas, despreciando el valor de la bebida El Espinillar, que teniendo APELACIÓN DE ORIGEN, que solo la tienen 7 o 8 bebidas en el mundo, entre ellas a modo de ejemplo, el tequila mejicano, el ron cubano, el wihsky escocés, etc., lo convertía a ANCAP en un ente testigo de la comercialización de licores en Uruguay y para desmonopolizar los alcoholes era necesario cerrar El Espinillar.
La lucha de los trabajadores, integrados en los sindicatos SUDORA y Federación ANCAP, movilizados junto a los pobladores de Constitución y Belén dejó al descubierto quienes eran los grandes responsables y cuales sus motivaciones para cerrar el establecimiento azucarero en Salto, y Malaquina fue uno de los grandes responsables del cierre y de las consecuencias sociales que este produjo, porque en aquel momento el escribano era el Secretario General del Partido Colorado a nivel nacional, es decir después de Sanguinetti la máxima figura del Partido Colorado en todo el país y el directorio de ANCAP, que aprobó el cierre estaba integrado por dos directores colorados que votaron por la liquidación del establecimiento junto a los otros tres que eran del Partido Nacional, si tendrá responsabilidad.
Quienes se movilizarón en defensa de El Espinillar tenían claro las responsabilidades y tanto es así que en una marcha realizada en la ciudad de Salto se culminó en la sede central del Partido Colorado, local que está al lado del Teatro Larrañaga, en donde se depositó un cajón de muertos con el nombre del establecimiento que se liquidaba por decisión política de la coalición blanco-colorada y en cuya oportunidad se generó un fuerte debate entre importantes dirigentes colorados con sindicalistas y pobladores de los pueblos movilizados y ahí surgió la promesa de que cuando El Espinillar volviese a generar 10.000 puestos de trabajo con su reconversión el Partido Colorado se trasladaría a Constitución para dejar el cajón de muertos en la plaza central de la villa, todavía estamos esperando.
Es cierto que nuestro gobierno, y sobre todo Tabaré, hizo un compromiso de volver a plantar caña de azúcar en la zona de El Espinillar, cosa que se hizo incipientemente pero todavía faltan dos años de gobierno, más los próximos cinco años que vienen para seguir concretando este nuevo proceso agro industrial que comenzó con ALUR.
Coincidimos con este buen señor de que este tema dará lugar a mucha discusión y posiblemente, pensando en nuestro pueblo, necesite una profunda autocrítica de todos los que de alguna manera participaron de este proceso de liquidación de esta agro industria que es estratégica en este y en cualquier país del mundo, sin dudas que seguiremos metidos en este debate, por que el tema lo merece y es necesario aclarar responsabilidades y el que las tiene que las asuma.
DANIEL CATTANI
EDIL MPP 609 FA
Días atrás leíamos en uno de los diarios de Salto un artículo escrito por el ex intendente de Salto, escribano Eduardo Malaquina, analizando la situación creada desde el cierre de El Espinillar y marcando responsabilidades ajenas y obviando las suyas propias como si en todo esto fue un simple espectador y no un protagonista de primera línea, que lo fue y muy importante.
Vamos por el principio, dice el escribano que El Espinillar surgió con el objetivo de producir algunos alcoholes para elaborar bebidas y azúcar de calidad, y algo de cierto hay, pero en realidad la prioridad era generar alcoholes varios, es decir para licores, medicínales, y hasta combustibles en menor medida y después sí azúcar.
En la década del 70, dictadura cívico-militar mediante, se cambia la prioridad y se produce más azúcar blanco que alcohol y esto genera mucho más problema que los que tenía en ese momento, todos los países del mundo subsidian la producción de azúcar blanco, siempre se produce a perdida, salvo las excepciones de los grandes productores de azúcar, como Brasil, Cuba, etc., que además exportan, el resto, como es una industria estratégica, industrializa a perdida y eso está asumido que es así.
En cuanto a las responsabilidades del cierre de El Espinillar debemos reconocer que eran muchos los intereses que estaban en juego, algunos que tenían que ver con fuertes monopolios privados, vinculados al gobierno de turno en esa época, gobierno que era una continuación de la coalición de clase dominante representada por el partido colorado y el nacional que no culminó con el cambio de gobierno en 1989, por el contrario se acentúo en ese período y que aplico un neoliberalismo salvaje que destruyó cuanta fábrica andaba en la vuelta y en el caso de ANCAP desmonopolizó los alcoholes, que estaba en manos del estado, para hacerle el caldo gordo a los grandes importadores de licores y otras yerbas, despreciando el valor de la bebida El Espinillar, que teniendo APELACIÓN DE ORIGEN, que solo la tienen 7 o 8 bebidas en el mundo, entre ellas a modo de ejemplo, el tequila mejicano, el ron cubano, el wihsky escocés, etc., lo convertía a ANCAP en un ente testigo de la comercialización de licores en Uruguay y para desmonopolizar los alcoholes era necesario cerrar El Espinillar.
La lucha de los trabajadores, integrados en los sindicatos SUDORA y Federación ANCAP, movilizados junto a los pobladores de Constitución y Belén dejó al descubierto quienes eran los grandes responsables y cuales sus motivaciones para cerrar el establecimiento azucarero en Salto, y Malaquina fue uno de los grandes responsables del cierre y de las consecuencias sociales que este produjo, porque en aquel momento el escribano era el Secretario General del Partido Colorado a nivel nacional, es decir después de Sanguinetti la máxima figura del Partido Colorado en todo el país y el directorio de ANCAP, que aprobó el cierre estaba integrado por dos directores colorados que votaron por la liquidación del establecimiento junto a los otros tres que eran del Partido Nacional, si tendrá responsabilidad.
Quienes se movilizarón en defensa de El Espinillar tenían claro las responsabilidades y tanto es así que en una marcha realizada en la ciudad de Salto se culminó en la sede central del Partido Colorado, local que está al lado del Teatro Larrañaga, en donde se depositó un cajón de muertos con el nombre del establecimiento que se liquidaba por decisión política de la coalición blanco-colorada y en cuya oportunidad se generó un fuerte debate entre importantes dirigentes colorados con sindicalistas y pobladores de los pueblos movilizados y ahí surgió la promesa de que cuando El Espinillar volviese a generar 10.000 puestos de trabajo con su reconversión el Partido Colorado se trasladaría a Constitución para dejar el cajón de muertos en la plaza central de la villa, todavía estamos esperando.
Es cierto que nuestro gobierno, y sobre todo Tabaré, hizo un compromiso de volver a plantar caña de azúcar en la zona de El Espinillar, cosa que se hizo incipientemente pero todavía faltan dos años de gobierno, más los próximos cinco años que vienen para seguir concretando este nuevo proceso agro industrial que comenzó con ALUR.
Coincidimos con este buen señor de que este tema dará lugar a mucha discusión y posiblemente, pensando en nuestro pueblo, necesite una profunda autocrítica de todos los que de alguna manera participaron de este proceso de liquidación de esta agro industria que es estratégica en este y en cualquier país del mundo, sin dudas que seguiremos metidos en este debate, por que el tema lo merece y es necesario aclarar responsabilidades y el que las tiene que las asuma.
DANIEL CATTANI
EDIL MPP 609 FA
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