jueves, 11 de diciembre de 2008

Hugo Cores: Biografía

Prólogo (fragmentos)

Este libro cuenta la historia de Hugo Cores, un hombre político que encontró siempre buenas razones para seguir defendiendo los grandes proyectos de justicia social. Uno que, cuando todo parecía perdido o estúpido o imposible, solía responder: «sin embargo».[1] Para relatar una vocación política como la suya es necesario seguirla en una trayectoria que fue, por más de cincuenta años, colectiva.

Cores nació en 1937, en un hogar de trabajadores. Fue dirigente estudiantil y militante de la Federación Anarquista del Uruguay (fau) en los años cincuenta; dirigente sindical bancario, vicepresidente de la cnt y dirigente de la Resistencia Obrero Estudiantil (roe) en los sesenta. Participó, desde la dirección de la fau, en el proceso preparatorio del Congreso fundacional del Partido por la Victoria del Pueblo (pvp) en Argentina, pero fue secuestrado y enviado a prisión antes de las jornadas definitorias. Expulsado de Argentina fue acogido con reservas por Francia. En 1976 la dictadura argentina, en el marco del plan Cóndor, impartió órdenes de aniquilar al enemigo y, en la represión desatada con ese fin, también el pvp fue destrozado. En 1977, un pequeño grupo de militantes encabezado por Cores, convocó a una conferencia en París que logró reunificar a los sobrevivientes de aquella tragedia, reflexionar sobre las causas profundas de lo sucedido y las formas de seguir adelante. Meses después un grupo de militantes, entre los que estaba Cores, su compañera y su hija menor, iniciaban el regreso a la región. Y, a partir de 1984, volvieron a Uruguay.

(…)

Esta es también la historia de un joven que creció en una familia comunista pero militó con los anarquistas. Con esos heterodoxos anarquistas uruguayos que iniciaron una deriva propia en 1956, con la fundación de la fau, y fueron contra muchos de los postulados básicos del anarquismo clásico (es discutible que exista una ortodoxia anarquista) al apoyar la revolución cubana antes y después de su definición marxista leninista, que lucharon por la unificación orgánica y programática de los trabajadores en una central única, junto a los comunistas, que construyeron una organización política específica... En 1959, en ocasión de la visita de Fidel Castro a Montevideo, Cores sintió que compartía a tal punto esos postulados que en su opinión «el problema del anarquismo se saldó ahí, dos años y medio después de fundada la fau: ahí ya no me consideré más anarquista». Pero siguió militando en esa organización que, en la oleada general que recorrió la izquierda latinoamericana de los años sesenta, cuando también en Uruguay sectores muy amplios y heterogéneos entendieron que era justo y posible cambiar de raíz la sociedad, participó con un rasgo singular: aceptar que en ciertas condiciones la violencia era una forma posible de lucha política y mantener como eje la lucha de masas centrada en los trabajadores. Esa combinación de cierta dosis de violencia política con una práctica obrerista diferenciaron a la fau del pc y del mln en el plano nacional. Lo que está en discusión, y en opinión de Cores estuvo en cuestión ya en 1959, es si la fau era anarquista. Ese tema tiene que estar presente en esta historia. Cores fue un dirigente sindical y político que estudió y trabajó y se casó y tuvo hijos con los que jugó y dibujó «mormasos», es decir estableció códigos íntimos y lenguajes privados con sus hijos que le permitieron mantener el vínculo a pesar del exilio y el peligro que siempre los rodeó. Los hijos de los militantes políticos corrieron los mismos riesgos que sus padres y sufrieron en carne propia la represión y la violencia que se ejerció durante as dictaduras sobre los vínculos familiares. Los hijos de los perseguidos, de los presos, de los exiliados, de los desaparecidos, de los sitiados; los niños nacidos en prisión; los niños robados. Temas que forman parte de la vida de todos los luchadores y pasan como testigos a las siguientes generaciones.

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ustedes se la pasan haciendo piquitos

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