lunes, 7 de enero de 2008

Terrible cazador






Una charla entre pescadores y cazadores puede ser de todo, menos aburrida. El hombre alardeaba en un boliche, de su puntería, de los trofeos obtenidos, de los viajes al interior y al exterior, a lagos, mares, montañas. Era un aventurero sin par. Los parroquianos lo miraban embelesados, y francamente, lo envidiaban. “No todos se animan abrazarse con el oso”, dijo el héroe del lugar.
En un rincón de la barra, uno que había permanecido callado escuchando dijo a media voz..
- Yo toda mi vida comí oso…
Se hizo un gran silencio. Todas las miradas fueron al hombrecillo que habló. El que alardeaba, al ver que le había salido un competidor, le preguntó en forma despectivas.
- ¿Oso panda, hormiguero, gris o polar?
- Osobuco…
UN PESCADOR DE AQUELLOS
El pescador es mentiroso por naturaleza.
- “Con mi mojarrero una vez atrapé una sardina que andaba perdida en el río. Vos sabés que las sardinas son de mar, pero esta estaba en el río, cerquita de la costa”.
- ¿Atrapaste una sardina?. ¿de cuantos kilos?
- No, una latita de cien gramos..
- Yo soy un buen pescador, es cierto, pero mi hermano que es policía, cuando viene de uniforme, es el más grande de todos, no se le escapa uno..
- ¿Con que pesca?
- Con la de reglamento nomás. El tira migas de pan, asoman los pescado y con el revolver le da la voz de alto, que salgan todos con las aletas arriba, los mete en la bolsa por averiguaciones y se va en el móvil..
OTRA DE PESCADORES
Mostrándole toda la extensión del brazo, un pescador le decía a otro:
–¡Ayer pesqué un pez así!
- Y el otro pescador replicó enseguida:
–¡No seas tan mentiroso! ¡No existen peces tan peludos!
CAZADORES SIN EXPERIENCIA
Los dos muy novatos querían aprender a cazar y fueron a una academia de cazadores:
–Señor, por favor –le dijeron al instructor – queremos aprender a cazar.
–Bueno, ésta es la primera práctica –dijo amablemente el instructor – Súbanse a esos caballos, tomen aquellos diez perros que están allá y vayan a cazar…
Los dos obedecieron muy diligentemente pero a los diez minutos estaban de regreso:
–¿Tan rápido? ¿Cómo les fue? –preguntó sorprendido el instructor.
Y a coro contestaron los dos tontos:
–¡Muy bien, profesor! ¿Nos podría dar más perros?

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ustedes se la pasan haciendo piquitos

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