sábado, 19 de enero de 2008

Obama, la Hilaria y la Casa Blanca


- Ahora entiendo porque las mujeres le piden a Obama que las mida con la misma Barack.



Barack Obama, es un morochito que quiere la Casa Blanca. Cualquiera puede pensar que el hombre compra unos tarros de pintura, una par de pinceletas o a pura brocha gorda le da un par de mano a la casa que tiene, la deja blanca, y todos felices.
Obama quiere la Casa Blanca para gobernar y a todos lados que va repite como Bob el constructor, “si se puede, si se puede”. Y bueno, como en gusto no hay nada escrito, y menos en Estados Unidos, todo puede ser. El morocho flaquito, que se parece a Robinho, a “Tití” Henry, y aunque más flaco, un poco al Tiger Wood. Claro que para llegar a la Casa Blanca, o lo que quede de ella después de Bush, va a tener que vencer primero a la Hilaria Clinton “Hillary”, para sus íntimos y después al que le salga al ruedo entre los Republicanos.
Obama se tiene fe y en sus actos se parece a Kanela porque baila una especie de candombe que enloquece a sus fanáticos. Los del KKK están chochos, ellos que son tan abierto a este tipo de expresiones, y sobre todo por la pigmentación de Barack.
Pero, los tiempos cambian, la mayoría negra despierta, los hispanos también, y quieran o no en noviembre puede ocurrir un fenómeno impensado para Estados Unidos, hasta no hace mucho tiempo, que un hombre de color sea presidente o una mujer sea presidente.
Porque la Hilaria tiene sus pretensiones, aunque también algunos recuerdo feo de la Casa Blanca, como aquello del Bill, su marido, (que fue un vil pecador) con la Mónica Lewinsky, y otros affaire en el salón oval. La Hilaria tiene su pinta y también mucha gente que la sigue. Ella sueña con la Casa Blanca, y en eso es mas soñadora que el Obama ya que, ya el apartamentito que tiene, creo que de apenas 20 habitaciones y cuatro baños. Dicen que tienen una costumbre con el Bill de dormir en un cuarto distinto cada noche y entrar en el baño que les queda más cerca. Hay veces que el Bill duerme en una punta del apartamento y la Hilaria en la habitación 14 o 15 más allá. Lo que pasa es que como anda de gira política a veces vuelve a cualquier hora, y es para no despertarlo al Bill, y también, se lo confesó a una íntima amiga, que es medio chusma la pobre, que dijo que ella no era ropero para guardar cosas, que no entra al cuarto donde está el ex presidente por temor que esté la Mónica u otra pasante, de la que Clinton conoció cuando era presidente.
Por eso también la Hilaria quiere volver a la Casa Blanca, porque allí hay mucha gente, mucho guardaespaldas, muchos servicios secretos y el Bill, salvo alguna cosilla en el salón oval, no va andar de parranda porque todo el mundo se entera.
Noviembre no está muy lejos y entonces sabremos quien se queda con la White house…

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ustedes se la pasan haciendo piquitos

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