Las saturnales

Famosas fueron las saturnales. Según la mitología, Saturno era hijo de Urano (El Cielo) y Vesta (La Tierra). En complicidad con su hermano Titán, derrocan a su padre Urano y se transforma en el Dios más poderoso. Saturno logra de su hermano Titán la prioridasd de ejercer el reinado. Titán le pone como condición para otorgarle el trono que Saturno hiciera desaparecer a todos sus hijos varones. Como las hembras no heredaban, de ese modo el trono pasaría a poder de los hijos de Titán.
Saturno aceptó el trato y cumplió al pie de la letra con el mismo. Sin embargo Rea, mujer de Saturno logra salvar a uno de los nacidos, a Júpiter, quien crece lejos del templo del rey.
Cuenta la leyenda que cuando Júpiter se hizo hombre vence y destrona s su padre, desalojándolo del cielo.
Saturno destronado perdió todos sus poderes transformándose en un simple mortal. Desciende a la tierra, se refugia en Italia, en una región montañosa, en el Lazio. Allí acaudilló a hombres valientes y guerreros, feroces, temidos. Formó un verdadero imperio. Saturno fue un gobernante increíble reinaba la prosperidad y sus guerreros feroces se transformaron en pacíficos ciudadanos. Saturno pregonó la igualdad entre los hombres, ninguno estuvo al servicio del otro, creó un Estado dichoso, comunitario, ejemplar.
Es para celebrar ese estado de cosas que se crean las saturnales, que eran fiestas en las que el pueblo hacia ver su felicidad.
Estas saturnales solían comenzar el día 16 de diciembre. El Emperador Augusto las llevó a tres días.
Calígula, para no ser menos, durante su gobierno, añadió un cuarto día.
Durante las saturnales, los esclavos de Roma eran completamente libres. Podían hacer lo que quisieran, incluso, hasta criticar, censurar y burlarse de sus amos.
A tanto llegaban las cosas en Roma que durante las saturnales se cerraban los Tribunales, no se podía iniciar ninguna guerra, ni siquiera ejecutar criminales. Había intercambio de regalos, se comían los más ricos manjares, se libaba el mejor vino, y se suspendían todos los trabajos.
La mayoría de los romanos se trasladaban al Monte Aventino para vivir jornadas campestres.
Claro que hubo época en que las cosas se tornaron demasiado licenciosas convirtiéndose las saturnales en verdaderas orgías de vino, sexo y sangre.