Nadie está a salvo de perderse alguna vez en la vida. A cada paso uno puede tomar el camino equivocado, como político que va para un lado y los votos están en otro, como gobernante que cree que está haciendo bien una cosa y la población comprueba todo lo contrario. Y por allí uno escucha de las veces en que el ser humano se perdió en la vida.
- Yo me perdí cuando la conocí.
- Y yo cuando me casé.
- Yo me perdí cuando le presté plata a mi cuñado.
- Yo me perdí cuando invité a comer a mi mejor amigo y le presenté a mi mujer.
- Yo me perdí cuando firmé un vale sin miar la cifra.
- Y yo cuando le presté el auto a mi gurí más grande.
- Yo me perdí en la cuenta y ahora lo sé porque tengo nauseas y vómitos.
- Yo me perdí cuando le ofrecí un whisky a mi yerno.
- Y yo cuando le dije que mi casa desde ahora también era la suya.
¿Qué hacer en caso de perderse?
Hay gente que se pierde, en una ruta, en un monte, en medio de una multitud.
Si se pierde mantenga la calma, no desespere, observe detenidamente el entorno buscando, recordando, cómo llegó a ese lugar. Consuélese pensando que a muchos encargados de empresas públicas le pasa lo mismo.
De voces gritando para que alguien lo escuche. Luego haga silencio para escuchar la respuesta. Si sigue perdido, le recomendamos un sacerdote.
Trate de alcanzar la altura de un cerro, tendrá más visión y además podrá ser visto por quienes lo buscan. Bueno, si son acreedores, capaz que no le convendrá subir.