lunes, 3 de diciembre de 2007

Un domingo de fiesta con su majestad el fútbol


Un domingo de fiesta, con su majestad el fútbol
Tal vez no es lo que a un pintor le gustaría pintar, ni a un fotógrafo fijar el instante de clic, en un día de fiesta, encontrarse con eso. Pero, llegar al Estadio Dickinson y ver el gran vallado, la zona de exclusión, tal vez sea necesaria, fundamental en un operativo policial, pero, para quienes simplemente vamos a disfrutar la fiesta del fútbol, como que nos choca un poco. Parecía un verdadero hormiguero, llegar al Dickinson, un mar de gente, saliendo de todas partes, para cumplir con el ritual sagrado, la religión pagana, el fútbol…
LAS MOTOS, CIENTOS Y CIENTOS
En el estacionamiento de la esquina del Obelisco, cientos de motos, de todas marcas y colores, le daban ese toque especial al lugar. “Espero no tener que salir apurado porque la mía quedó en el “borbollón”, en le medio de la “troya”, te juro”, nos dijo un conocido comentando justamente sobre el tema de la cantidad de motos.
GORROS, CAMISETAS, BANDERAS
Y si algo tuvo de destaque la final fue el colorido de las dos hinchadas. Gorros, galeras, camisetas, algunas puestas, otras sobre los hombros, banderas como ponchos, algunos rostros pintados con los colores de su equipo favorito. Hombres y mujeres, dentro de esa burbuja sin igual que es un partido de fútbol, una final entre dos clásicos rivales del fútbol salteño. Ferro Carril en la Tribuna España y en los talud a ambos costados, Nacional en los talud y la tribuna Irazoqui. Los infaltables fuegos artificiales, papeles picados y las grandes serpentinas, esas de las que uno gritó, “se trajeron hasta las del baño del vecino”.
ATENTO ESTUDIO, APARECEN LOS EQUIPOS EN EL CAMPO DE JUEGO
Los colegas de las radios y de la televisión iban y venían. Le ponían el sabor a la previa del fútbol. De pronto con una avanzada de niños y globos aparece Ferro Carril. Emerge como un ejercito majestuoso, rumbo a la batalla final. Nacional no se hace esperar y desde el costado de la Irazoqui ingresa con una bandera y todos caminando firmes, serios, seguros, confiados en que van a dejar el alma en la cancha por una consagración.
LOS DUENDES DEL AYER, TAMBIÉN JUEGAN
Los jóvenes gladiadores tricolores, cargaban sobre sus espaldas, los fantasmas de cincuenta años sin una vuelta olímpica. Parecía mucho peso, pero se equilibraba con la aparición de duendes traviesos, de viejas glorias de Nacional, que en su momento no pudieron salir campeones pero que en esta oportunidad sumaban sus buenos deseos de romper el maleficio, de conquistar la tan esquiva corona. Para la gente de Ferro, un club hecho en finales, con una pasado muy glorioso, entró sin fantasma, simplemente le abrió la puerta a sus duendes, esas viejas figuras consustanciadas con los triunfos y todos entonaron el himno de la victoria.
EL INTENDENTE SABE FUTBOL Y OPINA COMO UNO MAS
Junto a nosotros estaban tres hombre de prensa, Luis “Oveja” Pérez, corresponsal del Diario El País, el Intendente Ramón Fonticiella, por años relator deportivo, y el Jefe de Deportes de La Prensa Gabriel Paique. El intendente preguntaba a cada rato cómo iba Defensor en Montevideo. Y cuando empezó el partido entre Ferro y Nacional comentaba las jugadas. Ponderó el cabezazo de Diego Araujo que puso el 1 a 0 a favor de Nacional: “Que golazo, notable cabezazo, que bien le entró a la pelota. Cuando saltó dije que era gol”, comentó el intendente. Mas adelante señaló, “me parece que Nacional está partido, no coordina”. “Ferro está para más”, “creo que Nacional se quedó sin piernas”. Y así, a cada jugada relevante, la comentaba como si estuviera al aire, como si fuera parte de una transmisión. Hay pasiones que nunca se dejan de lado y el deporte es una de ellas para el intendente de Salto.
EL VIDEO
Cada vez que un jugador de Nacional golpeaba o caía, algunos hinchas de Ferro Carril señalaban, “está en el video”, “mostrale el video”..En clara alusión al video presentado por Nacional denunciando a jugadores de Ferro Carril y que tanto diera que hablar en la semana.
EL EMPATE DE FERRO, EL GOL DE CUERVO
El gol de José María Di Napoli, el del empate, desató la alegría ferrocarrilera. La parcialidad estaba atragantada con la derrota parcial. Después volvió a celebrar con esa pinturita que fue el gol de Fabricio Lairihoy, una serie de gambetas cortas, de acomodar el cuerpo un tiro formidable que terminó en el fondo de la red.
EL GRAN FESTEJO FINAL
Nacional no pudo asimilar el segundo gol de Ferro y cayó de pié, como los árboles. Ferro Carril nuevamente campeón, y el Estadio Dickinson que termina como un mar agitado, con aguas albinegras, entre gritos, lágrimas, cánticos y esos abrazos que no terminaban más. La vuelta olímpica se hizo esperar, pero llegó, con la Copa “José Boada Pettiatti” en su poder, la franja volvió a festejar..
- Carlos María Cattani -

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ustedes se la pasan haciendo piquitos

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