martes, 23 de octubre de 2007

viene de arándanos el tiempo

La mujer del Roque no podía creer lo que veía. Su marido, que la vez que madrugó más fue a las once de la mañana, una vez hace muchos años, para ir al Registro Civil, para decir el sí ante el juez, y que en los últimos 25 años de convivencia no había tenido esa satisfacción de compartir el sol mañanero. Ese día andaba en febril actividad desde las seis de la mañana. Tenía un cuaderno y una lapicera, sacaba cuentas, medía, daba pasos hacia delante, a los costados, ¿estará buscando un tesoro?. Para completar su asombro, al rato llego Batuque, un morocho que tampoco era muy afín al trabajo. Mientras sus interrogantes crecían, ellos, ajenos al mundo, conversaban sumamente entusiasmados.
Sin que ellos lo notaran, la mujer se acercó a pocos pasos de donde conversaban y pudo oír con nitidez un diálogo un tanto extraño. Batuque, con su lenguaje fino de siempre, su postura de político sobre una tarima dirigiéndose a multitudes, dijo:
“Los arándanos son bayas que se destacan entre los frutos del bosque por sus propiedades anti -inflamatorias, antioxidantes y antibióticas, además de tener muy bajo valor calórico”.
- No, y lo importante es que se vende a 14 dólares el kilo, es buena guita.
- Yo lo que te puedo decir Roque es que el jugo de arándano ayuda a prevenir las infecciones urinarias, reduciendo las necesidades de antibióticos. Contiene ácido quínico, que acidifica la orina, previniendo dichas infecciones y evitando que se formen cálculos de fosfato cálcico.
- Yo no voy muy seguido al baño, eso no me preocupa, lo que si me inquieta es que si exportamos no nos pongan trabas burocráticas…
- Los arándanos tienen muchas propiedades antioxidantes que bloquean el efecto dañino de los radicales libres, previniendo el envejecimiento.
- Yo soy un tipo sano, y envejecer o no, es secundario. Lo que importa Batuque es la inversión que podemos hacer. Yo estoy seguro que el negocio de los arándanos tiene mucho futuro para nosotros.
- Otro efecto benéfico, Roque, es que mejora la salud de las encías, tienen propiedades anticarcinogénicas potenciales.
- Pero mirá que yo muerdo lindo, y si se me aflojan los dientes me pongo algunos postizos. Yo digo que podemos hacer unos cuantos dólares los dos, vamos a media, yo no soy egoísta, a mi me gusta ganar pero que ganen también los que están conmigo, ¿te das cuenta?
- Esta bien Roque, yo creo que lo principal nuestro es ver qué costo-beneficio tenemos?.
- Y te da casi el cien por ciento de ganancia.
- Dónde plantamos, Roque?
- Y mirá, yo pienso plantar aquí en el fondo de casa, también en los canteros y en las macetas de mi mujer, ¿vos que tenés?
- Y mi fondo es chico, además tengo un galpón grande que está sin uso pero molesta.
- No, no molesta hacemos arándanos en invernadero, bah, galponeros, capaz que tienen hasta otro sabor y todo.
- ¿Te parece?
- Claro que si. Es más yo hablo con los de la fábrica esa que inauguraron ayer, esa que está cerca de Salto Grande, y unimos nuestra producción a la de ellos. Yo no los conozco pero me dijeron que el dueño es el Gato Montiel…
- Gamorel, es Gamorel.
- Bueno, hablamos con ellos, con mi fondo y con tu fondo juntamos cualquier cantidad de arándanos y se los vendemos a los norteamericanos nomás. Donde se entere Bush, ahí tenemos un cliente seguro, dicen que le gusta la mermelada de arándanos como a nosotros el dulce de leche. ¿Qué decís?, ¿nos asociamos?
- Y si vos crees que es un negocio sustentable, redituable, genuino y con proyección de futuro, entremos al mundo de los arándanos.
- Vamos a pedirle la pala de dientes al vecino…

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ustedes se la pasan haciendo piquitos

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