En una rueda de amigos, cuentos van, cuentos vienen, hablaban de meteoritos, estrellas fugaces, de tres deseos y cosas por el estilo.
El Cuchi tomó la palabra y se mandó su historia...
“Mirén muchachos, no les miento, pero, estrella como la que vi yo, no creo que hayan visto ustedes...
- ¡Dale Cuchi!
- En serio. Fue la otra vez cuando fuimos a pescar con mi hermano. Fuimos al Daymán, a patita por cuadro nos fuimos. Agarramos por las vías del ferrocarril y dale que va. Salimos tarde, porque íbamos a pasar la noche. Un oscuridad que no se veía ni lo que se conversaba. De pronto comenzaron a cruzar en el cielo las estrellas fugaces. No alcanza uno a pedir los tres deseos que ya aparecía otra. Y ustedes no me van a creer, pero, una estrella de esas, ¡se cayó!. Y les juro, no era una común, de esas que están prendidas en el cielo y que son una porquería de chiquitas, como la Cruz del Sur y la Osa Mayor, ésta era, no le miento, ¡grande así!.
LOS OVNIS
El Cuchi se ganaba la audiencia con sus historias. “¡Que me van hablar de ovnis y naves madre, si sabré de esas cosas!”.
- ¡Dale Cuchi!
- La vez que nos pasamos en el trago con Joaquín el camionero y vimos una flotilla entera...
- ¡¡Ehh!!
- ¡En serio!. Miren lo que nos pasó. Yo trabajaba como ayudante de camionero y habíamos ido a Paysandú. A la vuelta, en plena noche, paramos en las Termas del Guaviyú. Comimos y después de unos cuantos jarros de vinos, en ese tiempo no había ni control ni espirómetros, le salimos a la ruta de nuevo...
El Joaquín es de todo eso de los ovnis, extraterrestres y navegantes espaciales, no se pierde ninguna película en el cable. Sabe un kilo del tema, miren que no inventa nada. Yo hasta que empecé a trabajar con él no mojaba nada, y me gustaba escucharlo. Venía encantado con las historias que me contaba, ya habíamos pasado Chapicuy, estábamos cerca de la Estancia La Aurora, ¡ y parece mentira!, pero cada vez que nos acercábamos más al lugar, la noche se ponía más negra. A mi me entró una extraña sensación, no les niego, un poco de miedo también me vino, pero un poco nomás, porque ustedes saben que yo nunca fui jodido, salvo con el dentista y a mi mujer, no le tengo miedo a mas nada...
- Pero si tu mujer es un pan de Dios...
- Si, pero es más fea que Couriel...
- ¿Y?, ¿qué pasó?
- Me le prendí al tinto que nos quedaba. De repente...vi una luminosidad al costado de la ruta. Un resplandor como una centella. ¡Mirá Joaquín!, ¡un plato volador!
- ¡Que lo peló!.- Dijo Joaquín.
Enseguida otro resplandor, detrás otro, y otro más...se me congeló la sangre. Me tiré de cabeza al piso del camión, y me tapé las orejas con las dos manos...
Al rato el Joaquín me dice...¡dale Cuchi!, levantate, ¿sabés lo que eran tus ovnis?. El tren que viene de Salto Grande con los silos vacios de cemento para la Represa...
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