Cuando llega Semana Santa dicen los creyentes que es una fecha de andar con cuidado, porque el diablo anda suelto. También es cuando más tiempo tiene la familia para reunirse, y el abuelo a contar cuentos. Entonces aparecen esas viejas historias de fantasmas y aparecidos. “Ustedes no me van a creer, pero yo viví muchas cosas de estas que le cuento”, dijo el abuelo, y como a la mayoría le habían enseñado a no contradecir a los ancianos, otros ya lo habían oidos en tantas veladas los mismos cuentos, se dispusieron a escuchar al tata sin ningún reproche. Aparte estaba lloviznando y nadie arrancaba para la cocina a amasar tortas fritas, ¡ y eso que había como diez mujeres!.
- ¿Te topaste con algún fantasma abuelo?
-Me faltaron dos para la docena...Me acuerdo que allá en la esquina de Los Girasoles, frente a la casa del Culebrilla Fernández, salía siempre una mujer sin dientes con un negrito chico.
-¡Era brava?
-Y, morder no te mordía, pero se te tiraba encima...
- ¿Era una vampira en el seguro de paro o acosadora sexual?
- ¡El negrito era carterista!.
-¡Abuelo!
- Otra vez, me contó un compañero que trabajaba de noche conmigo, que siempre que iba llegando a su casa veía pasar una sombra.
- ¿Un aparecido?
- Más bien un desaparecido, porque se perdía en la oscuridad. Eso se repetía cada día por medio, más o menos. Mi compañero cada vez que se acwercaba a su casa le temblaban las patas. Él me decía, “no es que yo crea en esas cosas, pero, por algo la gente dice que existen”. Así siempre, sombras y bultos que se menean se le ganban en la oscuridad. Los perrosde los vecinos ladraban desaforados, era toido medio tétrico, espeluznante, ¿se dan cuenta?.
- ¡Nunca lo atacó?
- Para nada, eso es lo extraño, pero un día mi compañero le descubrió el secreto.
- ¿Qué hizo?
- Volvió una hora antes a su casa, y cuando entró...(suspenso), vio que estaba atacando a su mujer, los dos estaban desnudos en la cama. Se ve que se le había pasado el maleficio o recién le estaba comenzando porque tenía forma humana. Su mujer era muy valiente y le decía “¡atacame cuando quiera hombre lobo, que te estoy esperando!”...
- ¿sabés otro cuento abuelo?
- Si, como no. Yo conocí el caso del rengo Palumbo. Muchos decían que se habíaahogado en un arroyo de ahí del barrio, frente al Parque de los Paraísos, en una noche de verano, en el mejor momento de su vida.
-¿Era comerciante?
- Era prestamista, todo el mundo le debía en el barrio. Cuando los vecinos vieron que se ahogaba empezaron a cantar dale campeón, dale campeón.
- ¡Que crueldad!.
- Eso no es nada, el “Cartílago” Albamonte, rápido como pocos. Era flaquito, sin dientes y con una audcia sin par. Ivo Pitangi le decían en el barrio porque hacia cara a nuevo, como el célebre doctor brasileño. El “Cartilago” se hizo una mascarilla identica, identica a la cara del finado Palumbo, y los viernes de luna llena salía por el barrio...
- ¿A asustar a la gemte?
- A cobrarle las cuentas, como si fuera el finado...
No hay comentarios:
Publicar un comentario