Aquel politólogo era un analista profundo. Tenía por costumbre jugar al Cinco de Oro, y en lugar de las habituales cábalas de la mersa, utilizaba como libro de cabecera, “Bases doctrinarias para acertar por lo menos tres”, “Pozo de plata, análisis y perspectivas”, “Transformación estadística de una jugada”.
Por su parte aquel comunista explicaba así sus deducciones sobre esa maquina infernal tragamoneda de la clase obrera. “Camaradas, para sacar el Cinco de Oro hay que aplicar la linea histórica del Partido. Esto es 1001, es decir, jugar al 10 y al 01, los otros tres números los sacamos de acuerdo al carnet de afiliado, al año de fundación del Partido, al número del Congreso. Una vez obtenido el Cinco de Oro, camaradas, hay que hacer un cambio cuantitativo por el cualitativo, es decir, cambiar la guita en dólares o en euro porque con la crisis mundial, el sope nuestro puede valer menos que una sonrisa de Astori.
Un dirigente blanco aseguraba que para acertar al Cinco de Oro, “hay que pedirle permiso a nuestros grandes patricios. ¿Cómo no jugarle al 02?, si nos recuerda la fecha del fusilamiento de Leandro Gómez. ¿Olvidarnos del 10?, fecha de muerte de Aparicio, jamás. No podemos dejar afuera el 16, fecha del regreso de Wilson...
Nota: Los otros dos números no se los decimos porque a lo mejor algún blanco medio timbero saca en serio y no nos regala ni un “guite jor” (caballito pelo color de su partido, para más datos).
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