sábado, 19 de diciembre de 2015

Historias de payasos y payasos de la historia

Eliodoro Cuadrado dio fin esa mañana a su nuevo traje de payaso. Era una mezcla milenaria, con la ultramodernidad de Star Wars. Y para ello se inspiró en historias antiguas, en las mas conocidas en el tiempo hasta las tan actuales hollywoodianas u hollywoodenses. Todo eso sin contar, con una raza muy prolífica en la rama payasil, como ciertos políticos de razas, que hacen galas de un humor tan popular, que la gente en lugar de aplaudirlo, como a todos los demás, los vota.... Volviendo a nuestro estimado payaso Eliodoro, Eliodoro El Penitente, era, además de un gran artista, un estudioso de su profesión y siempre iba al origen de las cosas. Fue así que quiso saber sobre quién fue el primer payaso de la historia. Li Pu Kagyan, historiador chino de no mucho renombre, contaba que en sus registros, el primer payaso que se tiene memoria haya existido, se llamaba Aronca y tenía una historia muy particular. En cambio, otros historiadores decían que el primer payaso, hace unos cuatro mil años, en la antigua China, fue un bufón llamado Yusze, que servía en la corte del emperador Chiiu Shih huang-ti, a quien se debe la construcción de la gran muralla china Eliodoro se inclinó por la historia que contaba Li Pu, que decía que en realidad, Aronca fue un guerrero Lung Tao, de famosa escuela y de hazañas increibles. Un día en una pradera, en una lucha frente a cien guerreros, inutilizó a 99 y el último, logró causarle una herida muy profunda antes de morir también a manos de Aronca. El guerrero Lung Tao estuvo tres días en plena pradera, entre los seres que combatió, y que ya no eran de este mundo. Agonizante como estaba, divisó a lo lejos a los depredadores y soldados del reino que siempre llegaban después de las batallas, para recoger a los muertos y quedarse con sus pertenencias. Pese a sus heridas, Aronca, se alejó del lugar, se internó en un bosque cercano, frondoso, casi impenetrable. Bosque adentro, pudo ver una caída de agua entre piedras, rodeada de frutos silvestres. Lo primero que hizo el guerrero fue lavar sus heridas, machacar hojas y ponerlas como cataplasmas. Pasaron los días, Aronca fue mejorando y pudo sobrevivir comiendo esos extraños frutos silvestres y bebiendo de aquella agua entre piedras. Un día se vio en cuerpo entero en las cristalinas aguas, se miró los brazos, las piernas y había perdido muchísimos kilos. Cuando se sintió curado del todo, se fue del bosque, llegó a una antigua aldea. La gente lo miraba y esbozaba una sonrisa, pocas veces habían visto a un guerrero tan flaco y de caminar tan extraño. Jóvenes del lugar se burlaban del guerrero y cuando soldados del reino fueron a detenerlo, Aronca se puso en guardia en el centro de la plaza repleta de público, enfrentó a los soldados. Ninguna de las habilidades que lo hicieron invencible le salían, cada pase, giro, guardia, del casi esquelético guerrero provocaban la risa de los presentes, hasta de los propios soldados, que no podían avanzar pues la risa podía más. Aronca saltaba, amagaba y atacaba, el público deliraba, aplaudía, se reía desconcertando cada vez más al guerrero. Los soldados se fueron, los niños lo rodeaban y todos le pedían que repitiera tan risueños movimientos. Los días fueron pasando, los meses y hasta los años. Aronca iba de pueblo en pueblo mostrando sus risueñas contorsiones y comprendió que el modo de vivir sería de la risa, recorrió toda la antigua China, la muralla de punta a punta y su nombre fue asociado a la risa. Aún hoy, en muchas partes de la China, hablar de cosas risueñas es hablar de las aroncadas, de Aronca... Li Pu cuenta que Aronca nunca supo que aquellos frutos silvestres y agua entre piedras, le provocaron esos tic que hicieron que trocara su imagen de guerrero por la de payaso popular.... Otro payaso que hizo historia fue Pinuco, el pata de pato, en la antigua Roma. Pinuco fue alumno de Cicirro, un maestro del humor que usaba una máscara con cresta de gallo y actuaba como tal, cacareando y batiendo brazos a manera de alas. Pinuco, para distinguirse lo hacia con patas de pato y pico de pato también. Dicen que una vez un senador romano hizo una fiesta en su mansión y puso al maestro Cicirro y a su discipulo Pinuco en un reñidero para que batieran alas y desplegaran todo su humor. La risa resonó por todo el lugar, y el senador, que a esa altura había tomado varias jarras de vino, quiso que hubiera un ganador, pues todos los presentes se habían divertido con ambos por igual, y no encontró mejor manera de hacerlo que invitarlo a una competencia en el agua del lagunón del fondo de su mansión, y hasta allá se trasladaron. En una carrera de casi cien metros libres. Cicirro nadó a lo perrito, el único estilo que sabía, y Pinuco con sus patas de pato, avanzaba pataleando con una velocidad increible, lo iba pasando a Cicirro, el alumno vencía al maestro, pero, el maestro, al pasar le sacó una de las patas de pato y Pinuco se hundió... Eliodoro Cuadrado, el payaso Eliodoro, Eliodoro El Penitente, el payaso más estudioso de la historia, un día colgó su habito, su disfraz, todo el cúmulo de sonrisas reunidas en años, y muy pocos supieron por qué. Fue un día a la Cámara de los Comunes, y fue tanto lo que vio, lo que escuchó, historias tan asombrosas, discursos tan risueños, fabulosos, que se dijo que nunca podría competir con profesionales de esa calidad histriónica, y que ya no se pondría su traje para divertir. Eliodoro vio el filón y desde entonces, y hasta el final de sus días, se dedicó a organizar excursiones a la Cámara de los Comunes, donde la gente veía en escena lo que jamás hubieran imaginado....Eso si, al que se reía…lo desalojaban de las barras…

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flamencos

flamencos
ustedes se la pasan haciendo piquitos

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