Deben de haber cosas tètricas para un oficinista, pero como la de quedarse sin Internet, ninguna. Hace tres semanas que peregrinamos en la Oficina sin contar con Internet, lo sabe el Director, lo sabe el Gerente y el Jefe de Secciòn. Claro, en la inmensidad de la empresa, que una oficina que está detrás de todas, que hay que recorrer un largo pasillo y doblar a la derecha, bien en el fondo para descubrirla y que muchos de los operarios de la empresa ni la conocen, y el pùblico, menos, no cambia en lo màs mìnimo el funcionamiento ni el balance exitoso de la empresa.
Una oficina que está alejada del mundanal ruido y que su ùnico contacto con la realidad es la Internet, quedarse sin este logro, es como transformarse en una isla donde no llegan los expedientes, no se analizan las facturas y no se resuelven temas pendientes que son importantes para el archivo interno, pero no para el funcionamiento interno.
Alcides filosofò con cierto dejo de tristeza...
- Mi vida en la empresa ya no es mi vida, sin Internet, es como mirar la foto de la novia sabiendo que està a quinientos kilómetros y sin fechas de volver....
- Yo prendo la computadora, veo las cuentas, los nùmeros, los ficheros, pero no hay de nada, no puedo transferir ni un suspiro, sin la Internet.
- Mientras vuelve la Internet tengo ganas de iniciar un diario ìntimo, digo, para no aburrirme...
- Y yo hacer cuenta de los novios que tuve.- Sostuvo Marcela.
- Desde que estàs en la empresa, en esta secciòn, por lo menos te han venido ha buscar ocho....
- Si, pero hay dos casados entre ellos, a esos no los cuento....
- Yo no me entrego, tengo esperanzas que un dìa vuelva la Internet a la oficina, por lo pronto, yo a mis clientes los mantengo al dìa con el celular, les mando mensajes de SMS, si hasta juego a la quiniela por SMS.
- Dicen que falta una antenita...
- A mi me dijeron que es problema de cables...
- Tengo entendido que es el mouse.
- Yo lo que sè es que es una antenita que mandaron a buscar a Europa y que està varada en el puerto...
- Pero no hay de esas antenita en plaza, en el Mercosur...
- Si, pero en Europa sale màs barata...
- Yo cuando empecè en la empresa le corrìa lápiz nomás. Despuès cuando me ascendieron me pasaron a la Olivetti, mocho me quedaban los dedos. Después vinieron unas maquinas finitas, eléctrica que eran un sueño, era como acariciar las teclas. Pasaron los años y llegaron las computadoras, cosa linda, uno escribìa finito, finito, y quedaba hermosa la letra en el papel. Hasta que con la Internet todos nos volvimos sabios, filósofos, opinadores y en cada lugar sabiamos de todo. Uno se acostumbra a comer con aceite, a lo bueno, y ahora que se quedò sin el confort de la Internet, sufre en el descampado, las inclemencia de un tiempo sin estar comunicado…
- Tengo unas ganas de hablarle al Licho él fabrica todo tipo de antenas, hasta para las chusmas del barrio que siempre andan con las antenas paradas....
- Podríamos usar la antena del Estadio, total nadie juega allì....
- Un oficinista sin Internet es como un refuerzo de milanesa, sin milanesa.- Dijo el gordo Mario, que siempre fue un tipo muy reflexivo y con ejemplos fuertemente culinarios....
- Es como si en una reuniòn de amigas, con miles de cosas por contar, nos miraramos y ninguna hablara por no saber comenzar una conversaciòn.- Marita dijo eso y se quedò mirando su computadora y puso su manos como si estuviera rezando....
- A Dios rogando y sin Internet quedando...
- Digo yo, y si ponemos la oficina en el Cyber de la vuelta?, total, el lugar poco importa, lo que importa es la Internet...
- Con Internet no ofendo ni temo...
- Mas vale Cyber en mano que Internet volando.
- Allà vamos…..
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