Cuando el catedrático Félix Damon, luego de llevarse el
pocillo de café a la boca dijo…”lo quería como a un hermano menor”, Pedro
Salgado, periodista y amigo de su Eminencia, supo que estaba hablando de Horacio Quiroga. Y sabía
que otra vez iba a detenerse en Ezequiel Martínez Estrada, de las cartas que
intercambiaron el cuentista y el empleado de Correo que daba clases de
literatura. Aquel gigante del pensamiento argentino que no se animó a ser
vecino de Quiroga en Misiones..
- Y eso
que tuvo un amor sin par por el campo argentino y su gente, pero no se animó,
no se animó, y eso, mi querido amigo, ha sido mi desvelo de los últimos días.
- - Pero
usted es un desvelado viejo con los temas de Quiroga…
- Pasiones
son pasiones e intriga son intriga, y estoy intrigado…
- Usted me
dijo que Quiroga le había regalado un parcela junto a su casa y no quiso ir, y
que con el tiempo Martínez Estrada compró un campo en Goyena…
-
- Si, todo
es verdad, y hay cartas sobre el tema. Es mas, le digo, hace un tiempo hablando
con Eliodoro González, allá en Misiones mismo, me dijo que él había ayudado al
propio Quiroga a desmontar el lugar preparado para recibir a su amigo y que
recordaba perfectamente que Quiroga le había pedido que le diera una mano para
levantar una casa de madera y que le trajera a dos personas más para ayudar.
- Dicen
que Quiroga hacia muebles también…
- Le
salían tan perfectos como sus cuentos. Eliodoro me dijo que aún conserva dos
platos, uno playo y otro hondo que le hizo Quiroga, y también una manecilla
para rascarse la espalda o secarse el sudor, bastaba con ponerle un pañuelo o
franela entre los dedos, porque Don Horacio tenías sus cosas a la hora de
inventar…
- Si se
enteran por ahí le van a querer comprar esas cosas…
- Y si,
aunque yo hace como 20 años que no veo a Eliodoro, pero no tengo dudas que las
conserva…
- Estará
vivo?
- Si, la
otra vez me mando una carta a mi casa en Buenos Aires. Y me dijo que entre sus
cosas había encontrado un guión de una película que Quiroga quería hacer, y
guardaba eso porque Quiroga quería que sus actores fueran nativos del lugar y
le había ofrecido el papel de un montaraz. Decía en su carta Eliodoro que
Quiroga quería que cuando lo filmaran sus hachazos fueran perfectos, de abajo
hacia arriba y de arriba hacia abajo y el tercer golpe, recto. Comentó también
que había aprendido la técnica con tanta exactitud que con tres golpes tiraba
los árboles de veinte centímetros de diámetros. Y que le dijo que si no se
apuraba a filmar la película él iba a tirar el monte de su casa en pocos días…
- Medio
exagerado el hombre…
- Y un
tanto mentiroso, creo…
- - Amaba
tanto el cine, Quiroga?
- Si,
cuando vivía en Buenos Aires iba siempre, fue un crítico muy riguroso, muy meticuloso de las películas que veía, eran
los tiempos de Tom Mix y otras celebridades del cine mudo. Dicen que cuando se
enteró que en Uruguay se hacían películas mudas quiso conocerlas.
- Volviendo
a Eliodoro, es un tema lindo para investigar…
- Ya lo
hice, y estoy escribiendo un libro. Pronto voy a viajar a Misiones a buscarlo
para que me muestre el guión de Quiroga…
- Que no
le vaya a pasar como a la casa que se incendió y no pudo rescatar los cuentos
de humor que según usted escribió Quiroga para su vecino de Misiones…
- No me
haga acordar. Por ahí, asocio los temas y hago dos libros en lugar de uno…
- - Pero
ya escribió uno sobre esa historia..
- Y uno
debe encontrar siempre otra mirada sobre el mismo tema…
- Da para
todo la cosa…
- Quiroga
le sigue dando de comer a muchos, y si otros comen por qué no puedo comer yo?.-
Dijo el insigne catedrático y de un sorbo se bebió todo el café…..
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