sábado, 4 de abril de 2015

Tuvimos una buena acción.



Anoche mi hija Isabella vino hacia mi, me pidió que la siguiera, y con cierta desesperación me dijo que había un colibrí atrapado en una tela de araña. Estaba dentro de la casa, me dio un poco de vergüenza mirar hacia arriba y ver al pajarillo atrapado, no por el pajarillo sino porque recordé que hace unos días Estela me había dicho, "subite a la escalera y quitá esa telaraña que queda feo". Yo dije que si, pero se me pasó, y hoy esa dejadez mía provocaba un accidente a un colibrí que había entrado y aleteaba desesperado sin poder liberarse. Traje la escalera y un lampazo y le confesé con cierto miedo a Isabella, "los colibrí son muy frágiles tengo miedo de lastimarlo", "salvalo, papá" y eso fue suficiente para hacer el mayor esfuerzo por liberarlo y no lastimarlo, accioné con la seguridad que me dio mi hija y pronto el pajarito quedó aleteando en el extremo del lampazo, lo bajé lentamente y ya en el suelo sali de la casa con el lampazo extendido fue cuando ISABELLA, con manos maestras empezó a quitarle la telaraña, lo liberó y el colibrí remontó vuelo y se perdió en la oscuridad. Nos miramos con ISABELLA y nos reimos, contentos por la buena acción que hicimos. La única sombra en tanta luz, sin dudas, lo pensé, fue que si yo hubiera hecho mi trabajo en tiempo y forma, el colibri no hubiera sido atrapado por esa telaraña. Hicimos una buena acción, y yo recibí una lección, que uno debe de hacer lo que tiene que hacer en el momento, y no dejar para mañana...

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ustedes se la pasan haciendo piquitos

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