El hombre se mandó bruto discurso, pero,
bruto, bruto discurso, como si supiera.. Yo me acordé de aquella serial “niño
pobre, niño rico”. Con un aire de novela mejicana, de aquellas de los tiempos
del blanco y negro en la tele.
Mire, yo me puse igual que mi mujer cuando
mira sus novelas, o cuando juega Uruguay que uno alienta y alienta, pero sufre
y sufre hasta el final pensando en que nos pueden empatar en cualquier momento.
Pero mi Presidente antes de empezar, se abrió la camisa y mostró su camiseta
celeste, que algunos dicen se la regaló el Bicho..no, no, Bonomi, no, el Bicho
Silveira, que jugó años por Uruguay. Y entonces empezó hablar, como quien dice
para el mundo, le hizo un cuento al que solo faltaba la chiquilina aquella de
“abuelito, dime tu”.
El hombre hablaba y brotaban los aplausos, y
yo no sabía que hacia, ese de lente al lado, que dicen que es de Almagro, pero
nunca lo vi en la sede. Pero se hamacaba
como loco, a las risa delante de toda la gente, cuando el Presidente largaba
algunas cosas bien de la suyas..
Ahora yo no lo entiendo mucho, porque hace
poco andaba abrazado con el Castillo ese, el morocho que antes era del
sindicato y ahora anda con la Xavier para todos lados. Castillo es comunista y
mi Presidente decía y repetía que el mal del momento era el comunismo, que todo
andaban consumismo cantito y eso perjudicaba a los pobres, pero, que yo sepa,
desde Artigas hasta acá, los mas infelices no son los más privilegiados, así
que no descubrió nada el hombre viejo. Y mi Presidente no anduvo con chiquita
se las agarró con los grandote, con los que cortan el bacalao, con los que
parten la torta, con lo que se quedan con las cosas más lindas de las vacas y a
nosotros nos dejan el puchero. Yo dije, el hombre debió jugar lindo al fútbol,
medio suelero porque se le tiró con los tapones para adelante, pero, me di
cuenta que algo estaba escrito al revés, no le quise decir nada, vio porque era
como cuando mirábamos los partidos por televisión que le gritábamos a los
jugadores, a los jueces, a los técnicos y ellos no nos escuchan, mi Presidente
estaba en Nueva York, que no es como dijo mi mujer cuando le comenté, “de nuevo
en york?, pero que le gusta mostrar las chuecas esas llenas de varices…” Igual
nomás yo comenté en voz alta, mire que aquí en el país está lleno de
transnacionales que no pagan casi nada y se llevan casi todo, mire que usted
habilita a todo el mundo y no hay orsay mi Presidente, no proteste, no se queme
lechón…
Después habló de la pureza, de la matriz
productiva, de la riqueza del agua que tenemos para chiquicientos años si la
cuidamos…Yo le dije, suave, don, no entre en ese terreno, que acá usan muchos
agrotóxicos, muchas cosas prohibida para los campos y las fábricas y la cosa
está bastante contaminada. Además, no haga bulla con el agua, que por allá por
donde usted anda y por Europa, como que está empezando a faltar, y así como le
dan para el tabaco a los árabes por el petróleo en cualquier momento nos dan un
soplamoco a nosotros por el agua, no alborote el avispero…”
Y habló como un descosido, le hacían seña para
que parara, pero el hombre había agarrado viento en la camiseta, y le dio un tirón
de oreja hasta el Obama y habló que el presidente de Colombia era un santo y
que Cuba esto y que Siria lo otro, y que los uruguayos éramos pocos pero muy
trabajadores, total nadie supo que en España había dicho lo contrario, y de los
buenos que son los empleados públicos y de lo bien que ganan los maestros, y
ahí puso el caso del Maestro Tabárez, que hasta cuerpo técnico tiene, para
repartir la plata, que queremos mas escuelas y menos bombas.
Y bueno, al rato terminó, le faltó cantar el
himno. Pero, mejor así, porque si se ponía a imitar al Zurdo Bessio, hasta
ahora estaba cantando el Himno en la ONU…
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