Estaba los otros días sentado al borde de unas de las piscinas de Termas del Daymán. Tres mujeres, de mediana edad, y con cierta angustia oral, porque comían y comían, a la sombra de un arbolito a dos metros de donde yo estaba, mientras masticaban, chusmeaban.
Hablaban las tres a la vez, pero sintonizaban tan bien que para nada desafinaban en ese parloteo. Por el tono de sus voces el tema era angustiante, desamores, drama, violencia doméstica, engaños, y esto es lo que pude oír.
- Yo no sé como el Leo se banca eso, porque te digo la verdad, ¡hay que vivir con una persona que no se quiere!.
- Aparte esa mujer es imbancable, es una mala persona, no quiere a nadie. ¿La verdad?, me da lástima lo que está viviendo ese muchacho.
- Y del suegro no te digo nada, tiene todos los males, político, mafioso, estafador, engaña a la mujer con la primera que se le atraviesa
Me corrió un estremecimiento, uno sabe que la vida está brava, que Salto se ha puesto violento, pero cuando se habla de mafia, uno se entra a erizar, tal vez por las muchas películas que vio, los libros que leyó o las noticias de otras partes del mundo, y si la mafia ya está entre nosotros..
- Vos decís el suegro, pero, la suegra no es trigo limpio. Es una viciosa tirando a alcohólica, y es también bastante lujuriosa, no lo perdona ni a su chofer.
- Yo te digo una cosa, si es verdad lo que dicen que la muchachita, la mucamita es hija del mafioso, ¡que destino el de la pobre chica!.
- Si, hija de madre soltera, trabajando para el padre sin saber que es el padre y todavía, el Leo que la acosa, no sé si porque la quiere o para zafar del ogro de mujer que tiene, pero le lleva los tenedores a cada rato...
- Pero a ella le gusta, yo que sé uno lo mira de afuera, pero hacen linda pareja.
- Yo no sé cada una hace lo que quiere de su vida, pero, para mi tendría que agarrar viaje con el Dr. Ese, al que le está arreglando el jardín, es joven, profesional, con plata y político, tiene todo para triunfar...
- Che vamos yendo porque hoy mi esposo llega más temprano, les preparo la cena. Y me concentro en el capitulo de hoy que está buenísimo...
- Yo no me preocupo, miro en el televisor chiquito, porque hoy hay fútbol, y mi marido y mis hijos se transforman en estúpidos viendo como corre una pelota....
No soy muy inteligente, pero concluí que mis vecinas de piscina estaban hablando de una telenovela. Cuando llegué a casa le conté a mi mujer todo lo que había escuchado que en principio pensaba que era algo de la vida real, pero estaban hablando de una novela.
-Vos estás hablando de Valientes, la novela del Canal 13.
Entonces mi mujer, que descubrí que la miraba, me dijo.
- Valientes, es una novela protagonizada por Mariano Martínez (Segundo Sosa), Luciano Castro (Leonardo Sosa), Gonzalo Heredia (Enzo Sosa) y Julieta Díaz (Alma Varela). Cuenta la historia de tres hermanos, Leo, Segundo y Enzo, que se juntan tras muchos años de separación para vengar la muerte de su padre frente al malvado Laureano Gómez Acuña (Arnaldo André). Compran un taller mecánico frente a la casa de su enemigo, y van preparando su venganza mientras se enamoran de las hijas de Laureno y de la mucama.
Me puse a mirar valiente y a tratar de entender la historia, cosa que no es fácil en un teleteatro argentino, donde lo más increíble suena tan real. Parece que treinta años atrás, el hombre más poderoso de un pueblo del interior de la provincia de Buenos Aires, cambió el destino de tres hermanos. Ese hombre, Laureano Gómez Acuña (Arnaldo André, que viejito y estirado que está, me ganó) dueño de grandes tierras, le arrebató a Roque Sosa las suyas, sumiéndolo en la pobreza y en la impotencia de saber que nunca más iba a poder recuperarlas. Este sentimiento terminó con su muerte, dejando a la deriva a tres hijos pequeños: Leonardo (Luciano Castro) Segundo (Mariano Martínez) y Enzo (Gonzalo Heredia). Cada uno de ellos tuvo en suerte un destino distinto.
Y mirando, y mirando, y mirando. Descubrí que el argumento es igual a de “Pasión de gavilanes”, aquella novela mejicana que miraba mi suegra y mis cuñadas en Dolores.
Que los muchachos son mecánicos pero no tienen ni una mancha de grasa de auto en la ropa, y no se ve ningún vehículo, ni salen a probar ningún auto, y todo el tiempo hablan que tienen mucho trabajo. Pero mientras hablan comen refuerzos de fiambre, siempre están comiendo.
¿Cómo sigue?, y no sé, el lunes miro y después les cuento.
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