Una tarde andaba el gato Perolato caminando, caminando comoera su costumbre, con un sólo zapato. Tenía hambre, mucha hambre y pocas oportunidades de saciarla. Vio la banderola de un baño abierta y pegó un salto, con un impulso tan pero tan fuerte que casi cae dentro del water. Con un giro gatuno, en el aire, cambió la trayectoria pero no pudo evitar enredarse en el paperl higiénico que inocentemente colgaba. Perolato arañaba y arañaba y el papel caía y caía, parecía una cascada de celulosa comprimida.
Perolato sale del baño y caminando en punta de pie se dirige a la cocina. Arriba de la mesa hay una fuente con un gran pollo al horno que todavía todavía larga el vaporcito porque hace instantes fue sacado.
El gato Perolato agarra y cincha una patita del pollo y comienza a comerlo con fruición, rápidamente, para quitarse el hambre que le hace doler la barriga.
Estaba comiendo cuando de pronto aparece el dueño de casa y grita...¿pero qué es esto?, ¿quién me está comiendo el pollo?.
El gato Perolato pega un gran salto y sale corriendo mientras una escoba le hace vientos en la cabeza. No deja de comer el pollo. El dueño de casa grita histérico, arma tal alboroto que aparecen vecinos de todos lados...¡fuera gato sinverguenza!, ¡ yo te voy a dar comiéndome la comida!, ¡ahora vas a ver lo que es bueno!.
Perolato corre y corre y el dueño de casa detrás suyo. El hombre corre hacia una casilla y...¿a quién desata?, "a un pedito, un pedito dojo", nos dice Poti, el pequeño testigo de la policíaca escena.
El dueño de casa mira a su perro y le ordena.- atrapa a ese agato, ¡atrápalo!, que me deuelva la pata de pollo.
"El pedito dojo salió corriendo detrás del gato y ladrando", nos cuenta Poti, en tanto que su hermano Goio, un año menor que nuestro relator, también participa en el cuento y nos señala el árbol en donde se subió el gato Perolato cuando tuvo que huir del "pedito dojo". "El pedito dojo ladra y ladra y no lo deja bajar.
Pasa mucho rato y el gato Perolato empieza a llorar y llorar y se pregunta en voz alta, ¿cómo me bajo de aquí?, ¿quién me ayudará a bajar?, ¿cuándo se alejará ese perrito?
De pronto en el cielo se extiende un gran pájaro cometa que un niño remonta. Su cola toca las ramas del álamo, y él, vuela y vuela, sube y baja, cuando el niño ciñe y afloja el cordel.
El pájaro comweta mira como Perolato llora sin coinsuelo, y le pregunta - ¿qué te pasa gatito?, ¿por qué lloras?.
Perolato le pidce lloro porque el "pedito dojo" no me deja bajar", apunta Poti. "Yo tenía mucha hambrte y tomé un pedazo de pollo, luego vino el hombre de la casa y y se enojó", dice Goio que escuchó decir, en tanto que Poti, "el hombre de la casa se enojó y soltó al pedito dojo y ahora lo quiere morder si se baja".
- Ayudame pajarito, ayudame.
El pájaro le dice - "Si te animas salta sobre mi pecho que yote salaeré. Al gato Perolato le dio mucho miedo hacer eso, pero decidod a salir de allí pegó un gran salto posándose sobre el pecho del pájaro cometa.
El pájaro vuela más alto y el niño del cordel, allá abajo exclama confuso... pero...¿qué le pasa a mi pajarito que está más pesado que nunca, no lo puedo sujetar, ¿qué pasa?, voy a recoger, calmate pajarito, calmate.
El niño tira y tira el cordel, recoje al pájaro cometa y se encuentra con una sorpresa...¡oohh!, exclama, pero, ¿quién viene contigo?.
Es mi amigo, el gato Perolato, el de un sólo zapato. Ternía mucho miedo porque el pedito dojo lo quería morder y yo lo ayudé.
Se van los tres caminando calle arriba y, ¿quién aparece? "un pedito, un pedito dojo" grita Poti
- ¡Al fin los atrapé, dice el pedito dojo. Los tres gitan atemorizados y salen corriendo. Se trepan a un muro y quedan sentados largo rato en tanto que el pedito dojo ladra y ladra. "Bajen del muro, bajen del muro" dice en sus ladridos el pedito dojo, agregando enojado, "que yo les voy a enseñar que no deben de entrar en casa ajena y menos sin permiso.
Los tres muy asustado, el gato Perolatop, el niño y el pájaro cometa, se quedan mucho rato sentados sobre el muro. El dueño de la casa a lo lejos grita, llama a su perrito, y éste, aburrido de esperar y cansado de ladrar en vano, algo que le produce hambre, se va.
El niño dice - Te llearé a mi casa gatito, para darte comida y para que tengas un lugar donde dormir, pero...otra vez, no entres sin permiso a ninguna casa, eso no se hace, y menos robarte la comida.
- Ya aprendí la lección, nunca más lo voy hacer, pero, dame comida, mucha comida, que tengo hambre.
Se van los tres para la casa del niño Poti, y allí también está también su hermano Goio merendando, y los tres, Poti, Goio, y el pájaro cometa le dan de comer a Pèrolato, y luego salen a jugar de nuevo, a maravillarse con los giros acrobáticos que da en el cielo el pájaro cometa, hoy más alegre que nunca por tener un nuevo amigo...
lunes, 14 de septiembre de 2009
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