domingo, 17 de abril de 2011

Como todos los años, nos vamos al monte...

Y como todos los años, cuando llega la Semana de Turismo, nos vamos para el monte. La barra es la de siempre, las historias son las de siempre, las vivencias y consecuencias también son similares siempre, uno puede hacer un diario día por día antes de salir con lo que va a pasar, y pasa.

Al final de cuenta le tengo que dar la razón a mi mujer que dice que “somos los predecibles de siempre”, “los tipos sin sorpresas”, “incapaces de vencer la rutina o rutinarios hasta para descansar...”, pero bueno, llega la Semana Santa, la de las Criollas, de la Vuelta, o como dije al principio, la de Turismo, y la barra que se dispone a ir al monte, al campo de un amigo, a orillas del Arapey.

El siete es el número que nos identifica a estos montaraces, 7 damajuanas de vino, 7 litro de whisky, 7 fundas de refresco, 7 kilos de galleta, 7 kilos de carne (para el primer día, después nos hacemos los charrúas y vivimos de la caza y de la pesca), somos siete y el vehiculo que nos lleva tiene la patente 7777.

El monte es nuestra Universidad, nuestra tribuna, nuestro confesionario, nuestra Casa de Gran Hermano y es nuestra gran tertulia donde dictamos cátedras de fútbol, política, conquistas de mujeres, aventuras amorosas (falsas o verdaderas), donde hablamos mal de todo el mundo (cuando empezamos) y bien de todo el mundo (cuando nos entonamos espiritualmente con algún caliburato). Arreglamos y desarreglamos el mundo en una noche, gobernamos y desgobernamos el país, el departamento, en lo que dura una damajuana de vino.

Estamos seguros que ningún periodista deportivo sabe tanto, como cualquiera de nosotros, cuando apenas calentamos los motores y nos ponemos hablar de fútbol, de básquetbol, de boxeo y de ciclismo, por supuesto. Claro que este año con el cambio de horario de la Vuelta, la sobremesa sobre el premio de la cima, el de la regularidad, el embalaje final y la clasificación individual y por equipos ya no van a ser al mediodia sino a la noche, porque se corre de tarde.

Pablo siempre fue el primero en estar pronto, el detallista del grupo, el pulcro. Fue el primero en incorporar la cocinilla a gas en el campamento. Fue el primero en llevar repelentes, spray para mosquitos y hasta el extremo de prender un espiral dentro de la carpa.

La despensa está a cargo de Orlando, una persona, que tal vez por su oficio de chapista, lleva todo enlatado, desde verduras, carnes, y berberechos, ¡ah!, un bacalao noruego, fue lo único suelto que llevó el año anterior. Y ahora, que recuerdo, el año pasado, se le pidió que improvisara una comida distinta, nada de sopa de bacalao, nada de torta gallega, nada de paella ni de cazuela, eran muchos Viernes Santos los vividos como para cargar con esa cruz culinaria. Fue así que se mandó un asado de bacalao de chuparse los dedos...

Heber, un historiador, un filósofo, un lector empedernido, atrapa a todos con sus conversaciones, siempre tan didácticas, siempre tan llenas de vida, siempre nos pasea por la historia, el arte, nos ilustra. “ Desde el principio de la humanidad el hombre ha sentido la necesidad de vivir en contacto con la naturaleza, y si bien no tenía carpas, como tenemos nosotros, tenía cuevas, es decir, una carpa de piedra...”, solía decirnos, y para marcar el tiempo del progreso, decía, “un día el hombre inventó la rueda...la miraba, la miraba, la giraba y la giraba y pensaba en qué darle una utilidad, hasta que inventó la otra, y ya con dos ruedas, la cosa cambió, fue con ruedas de piedras la primera bicicleta de la historia, otros siguen haciendo la bicicleta hasta ahora. No faltó el ecologista que propusiera una rueda de madera y hasta de huesos de dinosaurios, que eran los bichos esos que no dejaban acampar tranquilos aquellos montaraces de los albores de la tierra. Si, al principio llevaban mujeres a las cuevas, niños y ancianos, pero después con el devenir del tiempo, y por lo menos cuando querían vacacionar, las mujeres, niños y ancianos se quedaron en sus casas.

De Andrés puedo decir que su tema predilecto son las mujeres. Sus conquistas amorosas, ya ha doblado el codo de los cincuenta y sigue realizando hazañas asombrosas, por lo menos para nosotros que lo escuchamos. Aunque su mujer más de una vez nos dijo que es un fanático de los teleteatros y de las peliculas de amor, y que a veces le revisa sus viejas novelas de Corín Tellado, en fin, uno le cree al tipo, en esta semana las cosas son sagradas para nosotros, no se le desmiente a nadie ni se duda de nadie de la barra...pero, según ella, él se posesiona de esas historias...

Guillermo es todo deporte, fútbol, bolita, salto con garrocha, capaz de pasar horas y horas hablando de hazañas deportivas en los campitos del barrio, que como es un montevideasno que vino de adolescente a Salto no sabemos si son ciertas o no...

Artemio, el viejo Artemio, el mayor de la barra, el guía, el baquiano, el que pesca más, el que caza más, es también el que come y toma más, pero además se sabe vida y milagro de todo el mundo, más que todos nosotros juntos. Sabe de negociados turbios que hacen algunos, de infidelidades, de deudas, de enfermedades, de amistades y de enemistades, es un diccionario del chisme más completo que haya existido jamás....

Bueno, estos preciosos ejemplares, que también hablan hasta el hartazgo de política y de políticos, son mis amigos, mis compañeros de campamentos, ¡ah!, me olvidaba, yo soy el chofer, el que escribe las historias de la barra, saca las fotos y archiva los detalles de cada Turismo, si quieren saber que nos ocurre en este que arranca, esperen que pase y despues les cuento....

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flamencos

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ustedes se la pasan haciendo piquitos

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