miércoles, 1 de junio de 2011

Conversaciones a cuatro voces



El vino, la botella, la copa y yo, fuimos en un tiempo inseparables. A veces nos encontrábamos en un mostrador, otras en una mesa de bar, cuando no, en una mesa larga, con otros amigos, con asado, guitarras y emociones.

Pero, a mi, me gustaban esas conversaciones a cuatro voces, en mi casa, lejos de todos, sin las miradas indiscretas ni los comentarios de los demás. Una charla corta o larga, de acuerdo al momento, y a veces hasta de la ansiedad, de beberse esos momentos.

El vino reflexionó, “yo era muy joven, apenas un racimo de uva, sin saber que iba a madurar y ser sabio, duende, filósofo, un desatanudos...pero ese ha sido mi destino desde el fondo de los tiempos.

La botella, por su parte, dijo, a mi me tocó siempre el rol de contenedor, de cuidador, de mantener a resguardo las voces del vino, porque si algo aprendí de mi buen amigo, fue a escuchar sus muchas voces, que a veces salen y se van gargata abajo, son voces sabias, son voces que marean, son voces turbulentas que transforman a quienes las escuchan desde su interior. Tiene algunas voces que dan placer, pero tiene otras que producen dolor.

Yo siempre llegó despues dijo el vaso. Soy quien reúno las aventuras del vino y la botella, soy quien me inclino y dejo deslizar al vino y quien ve de más cerca el resultado. No siempre estoy en el bar. Los otros días, en un auto, un hombre me llenó cinco veces y se bebió el contenido de una, cada vez. Se durmió y lo despertó un policía. Él, cuando lo vió, sorprendido dijo, “oficial, ya que está le digo que me robaron la dirección del auto...mire, mire, no está acá, cómo me voy a casa?. El oficial le responde, “lo que pasa hombre que usted está en el asiento de atrás...”.

Un tipo aquí en el bar, luego de beberse un trago, me levanta a todo lo alto de su brazo y me dice, “vaso amigo, ¿cuántas personas entran en una ballena?. Como yo no le respondí, me dijo, “ninguna, porque va llena “. Antes que yo le dijera nad, me salió con otra adivinanza...”¿Porqué un borracho de cubitos de hielo arriba del televisor?, ¡porque quiere congelar la imagen...”.

Los otros días vino un borrachito y se paró en la mesa donde estaban los mellizos Barros Schelotto y dijo... no tomo más, estoy viendo doble....

Un borracho delante de mucha gente pregunta:"¿A quien se le perdió un billete de mil dólares atado con un piolín?".

Enseguida saltó uno que gritó, “a mi”. A lo que el borrahito le respndió:"Que suerte que tenés; Acabo de encontrar el piolín".

No hay comentarios:

Publicar un comentario

flamencos

flamencos
ustedes se la pasan haciendo piquitos

Etiquetas