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La mujer se sentó frente al especialista; su rostro denotaba angustia y temor. - Usted es mi última esperanza- le dijo al médico-. Me amputaron un sueño y nadie quiere ayudarme a recuperarlo. El médico suspiró y se acomodó en su silla. - Dígame qué pasó exactamente. - Yo tenía un quiste, grande, acá en la frente- explicó la mujer-. Me operaron y me lo sacaron. Antes de eso yo soñaba todas las semanas con Renzo, mi primer amor. En el sueño nos habíamos reencontrado y estábamos planeando un viaje. Ya teníamos reservado el hotel… Y ahora…- La mujer comenzó a llorar amargamente. - …Y ahora Renzo seguramente piensa que le fallé, que lo abandoné… ¡Ayúdeme, por favor! El especialista miró la planilla de tarifas complacido. Recuperar un sueño amputado ameritaba dos semanas de internación. La vida requiere algo más que sueños. |
sábado, 10 de octubre de 2009
El sueño amputado, de Alejandra Bustamante
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