lunes, 23 de noviembre de 2015
Se nos fue Jaime, ahora si el carnaval quedó rengo del todo...
El pasado sábado falleció en Salto Vicente Justino Jaime Correa, tenía 79 años y una vida llena de historias sencillas pero muy enriquecedoras.
Era un changador en sus tiempos mozos, un siete oficio o buscavida, cuidacoche en estos últimos años de su vida.
Pero era, siempre fue, un artista de carnaval, un querido personaje del reino de Momo. Un director de murgas,esencia de barrio, bohemio, de hablar bajo, con ciertos rasgos de timidez, humilde, sencillo, solidario.
Y tal vez, para el carnaval, para los salteño decir Vicente Justino Jaime Correa no dice más que el nombre de una persona, pero decir "El Rengo" Jaime, es mencionar toda una institución dentro del carnaval salteño.
"Respetuoso, educado y laburante, tenia más noches que la luna porque la bohemia era parte de su vida, muy querido por sus amistades y respetado", (lo define Pedro Rodríguez).
SU INCONFUNDIBLE ANDAR
Su andar era inconfundible, caminaba con unos clásicos movimientos que se hicieron famosos en el carnaval, pero que en realidad, eran un percance físico en la vida de su protagonista. Cuando transitaba en las calles de piedra de La Tablada, allá por los galpones naranjeros, en el Estadio Dickinson, cuando Justino Jaime le peleaba a la vida cada día, y en la noches la alegraba, cantando con la murga, allá en los años sesenta, cuando se vino de Paysandú con algunos carnavales en el bolso y se quedó en el barrio.
Y allí, en el corazón de “la Tabla” nacieron Los Charoles, y un día también nació una batuta que hizo historia en nuestro carnavales, llevada en las manos del “Rengo” Jaime.
Y para la gente, para los carnavaleros, y para todos los febreros en adelante, Justino fue un nombre que se quedó en una percha, en el ropero de su casa, para todos desde entonces fue el “Rengo” Jaime. Muchos creyeron que Jaime era su nombre, y el Director de Los Charoles tuvo que explicar una y otra vez que Jaime era su apellido.
En la década de los setenta y a comienzo de los ochenta, cuando el carnaval en Salto agonizaba, estaba triste, no podía despertar alegría, parecía que se moría, dos murgas lo sostuvieron con sus duelos en cada concurso, La Gran Pegada de Mulato Alvez y Los Charoles del Rengo Jaime. No queremos ofender a otros carnavaleros que salían en ese entonces, porque también dejaron su alma en las calles, en los tablados, pero lo que queremos significar, es que lo que mantenía el fuego murguero era ese duelo sin par de las dos murgas.
La Original Murga Los Charoles fue su vida y cantaban a pura garganta, con esos vozarrones murgueros, de las murgas de antes, ese canto bien nasal y de garganta curtidas a vino y a tabaco fuerte.
Nos contaba Jaime hace muchos años que lo dificil para la murga era aprender la letra cada año. El tema era que la mayoría de los integrantes de la murga no sabía leer y aprendía la letra de oido, escuchando al letrista primero, ensayo tras ensayo.
Se nos fue Jaime, se nos fue un carnavalero de ley, un referente, quede en nosotros su recuerdo, el aquella noches de cara pintada, de artista popular.
CARLOS MARÍA CATTANI
(CAMACA)
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