miércoles, 26 de septiembre de 2007

volverán si son brujos (cuentito)




Por esos días los preparativos bélicos iban en aumento, la avanzada enemiga merodeaba por nuestras tierras con siniestras intenciones.


Una flota ultramoderna se internó en nuestras aguas jurisdiccionales.


Hubo necesidad de revisar todos los archivos del país habidos y por haber para no meter las de caminar, y la decisión no demoró en ver la luz "¡guerra!". Y no era la de las tapitas, no señor, ni las de las vedettes, ni las electorales, no, no y no, era la milenaria respuesta de los hombres agredidos, de gobiernos agredidos, de países agredidos, esa de golpe por golpe.- "Si quiere venir que vengan", "no canten victoria ni hablen de sueños ni de gloria", "unidos venceremos". Si señor, el entusiasmo por esos días era de lo mejor y cuando nos enteramos que habían ocupado nuestras islas principales, destrozados canteros, árboles frutales y usado de mingitorio la playas de médanos albinos, y lo peor del caso, nos estaban bebiendo los finos vinos que allí almacenábamos, entendimos que la copa de paciencia había sido rebasada.


¡FUERA INVASORES!, ¡CARRETERA Y PIEDRA MORA!


Muy cierto fue que la burocracia pecó como de costumbre endenteciendo la redacción del documento donde declarábamos la guerra por tiempo indeterminado y que no se suspendía por lluvia, pero, con buen criterio, se mandó un telegrama en estos términos para que vieran que no nos chupábamos el dedo: "larguen que los vimos. Stop. No se hagan la gata cruel. Stop. Miren que vamos. Stop. Se acabó lo que se daba.


Stop".


El enemigo era poderoso, pero, no se piense usted que no se podía contrarrestar tan crueles embates, estábamos muy bien preparados para tales contingencias, siempre lo estuvimos, es más, teníamos el presentimiento que alguna vez alguien nos iba a mojar la oreja y que íbamos a tener que cortar para la salida.


Y así, del día a la noche, por aire, tierra y mar, -¡bueh!, no exageremos tampoco con eso de mar, pongamos río-, pasamos a la ofensiva. Nuestros acorazados se hicieron a las aguas dispuestos a todo, y esa fue nuestra ventaja, nosotros fabricábamos como diez acorazados por día. Usted no nos podrá creer pero la técnica de construcción era sencilla. Se hacían a pura mandíbula porque se necesitaba mucha goma de mascar y los chicleros, rockeros, raperos, planchas, estuvieron en primera fila. En el astillero las armazones de mimbre se revestían con goma de mascar luego se las pinceleaba con un ungüento preparado por nuestra mejor mejunguera, doña Gertrudis Melgarejo.


A nuestros acorazados no le hacían mella ni los misiles tierra aire, ni tierra-tierra, ni tierra-agua. La fórmula era secreta, pero, a nosotros nos importaba con que nos diera resultado y que el derecho a autor lo cobrara ella. En las junqueras barre-mina pusimos a los galanes del pueblo, ninguna se resistía al primer contacto. Limpias las aguas por nuestra pujante armada, teníamos apoyo para avanzar y un flanco menos en que preocuparnos.


Nuestros veterinarios y hombres de ciencia desde hacía tiempo habían preparado algo especial para combates nocturnos, cruzaron avispas con luciérnaga, con anabólicos y viagra molido para engrosar y endurecer las chuzas. Eran cocuyos avispados, de gran utilidad, que se alumbraban a si mismo y localizaban el objetivo sin problema. Pero aquí no paraba la cosa, también gracias al ingenio de doña Gertrudis, cada escuadrilla que se lanzaba al ataque untaba sus chuzas en un extraño brebaje que hacía su efecto casi en forma instantánea, le aflojaba a los enemigos hasta el moquillo, con eso decimos todos, vayan anotando.


Nuestro ejercito no podía ser menos y con pedregullo, gravilla mediana y piedras pome los curtimos a toscazos, con unas hondas que nos prestaron los gurises, un deleite ver funcionar como funcionaban las gomeras..


Atacados así, sin tregua ni desmayo, por tres frentes simultáneos, la resistencia del invasor no duró mucho, y se fueron al mazo nomás, con chichones, ronchas y comezones que nunca se hubieran imaginado. Les dimos para las masas, para tabaco, como quien lava y no tuerce. De algo estamos seguro, nunca más van a intentar agresiones de este tipo, es que con nosotros no hay de titica…


- CAMACA -

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ustedes se la pasan haciendo piquitos

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