martes, 26 de marzo de 2013
El dia en que Ruben Grassi se hizo inmortal....
Honor y gloria a uno de los más grandes jugadores salteños de todos los tiempos, que ayer se le ocurrió hacerse inmortal. Ruben grassi "El Ruben" de Ferro Carril, de las selecciones salteñas. Yo lo vi jugar en 1965, en su última temporada, tengo vagos recuerdos, y tengo la imagen de sentado en el centro del campo, sacandose los botines que eran su despedida. Como hincha de Ferro escuché una y mil veces sus hazañas. Lo vi muchas veces en la sede, jugando a las cartas, a las bochas o conversando en la cantina. Lo veía en la carniceria de la Avenida Batlle y los domingos cuando iba al futbol o de rregreso del Dickinson, en la puerta de su casa con la radio en la mano. Como periodista lo entrevisté algunas veces. Recuerdo la primera vez, fue medio rara la entrevista, porque me salió el hincha de Ferro y yo le contaba a él lo que él habia hecho. ME DIJO, y vos cómo sabés esas cosas, sos muy joven para haberlas vivido...?. Las escuché en la sede Ruben y en la Peluquería de Pepe Lanzieri también. Pepe me contaba maravilla del Ruben, tantas hazañas. Cuando hizo seis goles en un partido, cinco en otro, de nuevo seis goles, de nuevo cinco, de las cosas que le decian los defensas rivales para hacerlo entrar, y él, con un par de gambetas, los hacia entrar a ellos, en un estado de pánico. Los campeonatos que ganó con Ferro, con la selección o como le llamaba él "El Combinado". Se fue un grande, pero sus historias seguirán siempre con nosotros. Salú Ruben!!!!.
Aque que no triunfó en el fútbol profesional "porque extrañaba". El mundo no sabe lo que se perdió, por suerte, nosotros, los salteños, un tano egoista, claro, lo tuvimos, los disfrutamos y lo admiramos....
Cabeza de toro, el Minotauro de Puntas del Sauce Verde
Teo Kokopaulos era un oriental de origen griego. Fina
estampa de un criollo de ley, bien plantao, hombre de vergüenza, trabajador,
monteador, y muy cuentero, gracias a Dios. De sus antepasados heredó la
narración oral de historias fabulosas que lo tuvieron de protagonistas.
Historias de aparecidos, lobisones, y luces malas, eran cosas de todos los días.
Y allá nos sentábamos a escucharlo. Muchos decían que cambiaba de escenario a
las historias que le habían contado sus abuelos, pero, andá a saber que le
contaron los Zipolistakis de aquellos años, los Theodorakis, los Onassis, los
Papadopoulos, Zorba, en fin. Lo cierto es que nos contó la historia del cabeza
de toro que tanto hablaron en Puntas del Sauce Verde, que aparecía en la costa
y se devoraba a las ninfas en bikini, otros dicen que precisamente no las
devoraba, sino que era algo metafórico, muy metafórico, pero no por eso, menos
excitante, para ellas. Lo que sé, que nos contó, es que el bicho tenía bruta
fama, que tenía cuerpo de hombre y cabeza de toro y no perdonaba ni a las
perdices.
- Tengo
sabido don Teo que hay lobisones u hombres lobos por ser séptimo hijo varón,
como el Nazareno Cruz, machos cabrios también, pero, ¿ hombres toros…?
- Los
hay, los hay..
- Hombres
con cornamentas si, pero eso tiene más que ver con la mujer que está a su lado
que…
- Nadie
muere mocho, dijo la correntina…
- Lo
entiendo, pero eso del cabeza de toro me intriga…
- Y yo
que sé, no me quiero apartar del libreto, pero, todo empezó con una mujer
joven, en el medio del campo, casada con un veterano que pensaba más en
cuarteles de inviernos que en batallas entre sábanas, ¿me entiende?. Parece que
la doña, un día, necesitada como estaba, toreó, en el buen sentido de la
palabra al shorton del viejo y andá a saber, algo pasó, porque la doña
enseguida crió panza y se vio que era grande la cosa. La gente dijo que el
padre era el peón, un toro de enorme, otros, el tropero, grandote también, y
otros dijeron que en la última esquila la doña se puso ayudar arreglar las
camas en los galpones y que ninguno se fue de la zafra sin probar un bocado. La
doña nunca negó nada, pero lo cierto es que nació la criatura y el veterinario
le dijo, “es flor de toro don Lindoro”.
- -
Fuerte mi cachorro, doctor, cuna tan grande no compré…
- Póngalo
en el establo don Lindoro, es más de ahí…
Y así fue que creció el
cabeza de toro. La madre y el padre lo ocultaban, le llevaban la alfalfa, el
maíz pisado, y de tanto en tanto, un asado, al galpón. No se acercaba nadie, la
peonada tenía prohibido ir, y menos, hablar del tema.
Cuando se crió, y se puso medio sátiro con todas las del
pago, el padre le dijo al Dédalo Petronius, mirá, atalonámelos entre los sangradores,
el pedregal y el monte más tupido, a ver si se calma este bicho, porque donde
tenga que reconocer herencias no me queda ni el loro en el rancho para pagar la
hazañas de este animal. La verdad que el Dédalo cumplió al pie de la letra, le
hizo un laberinto que ni un arquitecto, ni un ingeniero, ni el más despierto
del google…
Pero ustedes saben, con el instinto animal no se puede,
el loco viejo se escapaba de vez en cuando y dejaba el tendal.
Claro que la naturaleza tiene sus cosas, y dicen que vino
una sequía grande, pero grande, grande, tanto que unos árabes acostumbrados al
desierto y a los calores, tuvieron que comprar aire acondicionado y comprarse
bolsas de tierra con abono en los viveros para poder sobrevivir, hasta un
tajamar se hicieron, que se evaporó como quincena de albañil…
Los estancieros, los chacreros y los tamberos hablaron
con un gurú y éste les dijo que tenían que hacerle una ofrenda cada tanto al
cabeza de toro y se terminaba la sequía. Parece que dentro de las doncellas
había una que no lo era, era más bien un doncello, y yo no sé lo que pasó, lo
cierto es que la sequía se terminó, todo fue prosperidad y el cabeza de toro
fue protagonista del primer matrimonio igualitario que se conoció en el pago….
-
CAMACA -El día que me siguió La Gioconda
-
Como todo estudiante de
artes plásticas mi sueño siempre fue conocer a La Gioconda, La Mona Lisa, a la
chica de Leonardo. Como todo estudiante de artes plásticas, no tenía un mango
para viajar a París, para entrar al Louvre y ver al cuadro más famoso de la
historia. Menos mal que mi celular pre pago me salvó la vida, porque me gané un
viaje a la ciudad luz, con visita incluida al Louvre, y allá vamos!!!, dijo la
Mirtha.
En el viaje me fui haciendo
la cabeza. Como que uno se ha corporizado a La Gioconda, y si bien no es el
ideal de belleza del Siglo XXI, tiene una atracción cuasi fatal. Y lo que son
las cosas, si uno ve, como ha visto, a tantas Mona Lisa, Gioconda, caminando
por las calles de nuestra ciudad, uno se compadece y piensa que a veces la
naturaleza se ha portado mal con algunas mujeres, pero claro, esas chicas no
están encuadradas, ni conocieron la mano de Da Vinci, ni las luces del Museo
parisino.
Basta con mirar una foto del
cuadro y de pronto, lo feo que se ve en la calle, caminando, se transforma, la Potota de la otra cuadra, se transforma en
la Mona Lisa, y uno se derrite ante su avasallante belleza.
Según leí, parece ser que la protagonista del cuadro es
Lisa Gherardini, una dama florentina casada con Francesco del Giocondo, banquero
napolitano.
Y usted sabe como es el chusmerío, parece que el Leo le
arrastraba el ala y otras cuestiones, en fin. Pero, si bien por aquellos años
no existía el Lucho Avilés, ni estaba Intrusos, la Canosa ni ahí, parece ser
que hubo quien dijo que la Gioconda era la española Constanza de Ávalos, y
arriesgándose aún más hay quien afirma que el retratado es Francesco del
Giocondo o incluso el propio Leonardo. Con lo que nos lleva a pensar que el
Panchito era todo un hombrecito de manito quebrada, y si fue así estamos
hablando de un Mono Liso, un verdadero Giocondo. Bueno el Leonardo no le iba en
zaga en eso quebrar la mano…
El cuadro fue pintado entre 1503-1506 sobre una delgada
tabla de madera de álamo, o sea que don Leonardo no gastó mucho en madera buena
para pintar a la botija “Una peculiaridad de la dama que aparece en el cuadro
es que no tiene cejas ni pestañas. Aunque hoy en día nos extrañe, era una
costumbre común entre las damas florentinas de la época, depilarse todo el
vello de la cara”, dijo el Maestro y yo comprobé eso.
Ya en el Museo, me mandé de cabeza a donde estaba la dama
de mis desvelos. La miré, me miró, y nos dijimos tantas cosas sin hablar. Me
contó de su fastidio de estar tanto tiempo en el mismo lugar, de las cosas que
pasó, cuando la robaron, cuando le pegaron una pedrada, cuando le tiraron
ácido, cuando le hicieron propuestas indecentes, cuando la trataron de falsa,
cuando la repintaron, y cuando otros miles como yo le declararon su amor
platónico aunque yo no tengo ningún pesónico en el bolsillometro…
Me contó de la critica malsana sobre su boca que hizo,
J.E. Borkowski quien comentó que el
rictus bucal es como el de las personas que han perdido sus incisivos o que
padecen bruxismo, un hábito que lleva a rechinar los dientes por estrés o
durante el sueño. Estaba mala la Gio por eso, mire si voy apretar los labios
porque me faltan los dientes!!, quién se cree?
Bueno, ta’, no te caliente.- Le dije, yo he escuchado
cosas peores, como de ese profesor de Yale que dijo que tu sonrisa era debido a
que estabas embarazadas cuando te pintaron,….entre nos…estabas?, … de Leonardo?
No, no te enojes conmigo, es
cierto, y el tipo llegó a esta conclusión
tras analizar la forma de tu cara, los dedos hinchados y el gesto de tus manos
sobre el vientre (muy típico de las embarazadas). Dijo él que es de Yales, no
sé cuanto yales, pero yales unos cuantos pesos estudiar allí.
Nos cansamos de hablar con
La Gioconda. Cuando nos despedimos, los dos sabíamos que no nos íbamos a volver
a ver en persona, que ella no tenía celular ni correo electrónico, que se iba
aburrir otros mil años en París, en un París que ya no era como antes, y que yo
iba a vivir a unos mil quinientos kilómetros, al sur del sur.
Con un dejo agridulce salí
del Museo. Cuando voy a cruzar la calle,
se me dio por mirar atrás y la vi allí, parada. Me dijo que se venía conmigo,
que quería cambiar de vida, que quería conocer mundos. Yo le dije que si,
mientras pensaba, qué le digo a mamá que traigo una mujer a la casa sin estar
casado?. Por la vieja, no, por los vecinos, ¡viste cómo son!, ¿no?....
-CAMACA-
viernes, 22 de marzo de 2013
Escapando a algunas ofertas callejeras….
Por razones
labores voy y vengo por calle Uruguay todos los días, y si por esas cosas,
tengo que hacer un mandado, que a menudo sucede, llevar un expediente, alcanzar
una nota, reunirme con fulano o mengano, allá vamos calle arriba o calle abajo.
Y uno entiende, disfruta, de las ofertas comerciales, de ver a la gente entrar
y comprar, pero en ese vaya y venga, uno se encuentra a cada cuadra y a cada
lado de las veredas a personas que hacen
el peso. Está bien cuando te venden ballenitas, yuyos, hasta una rifa, pero los
que te piden colaboración para esto, para lo otro, y aún dándole la primera
vez, pases diez veces te piden de nuevo porque nadie recuerda tu cara. Y uno es solidario por naturaleza, pero
cuando te salen que es para un chico que está en el Congo que es hijo de un
uruguayo y queremos
que vuelva.
Que es para un hijo de Lugo que como quedó sin trabajo ahora no lo puede
alimentar, que para ayudar tal o a cual. Y no todos, pero, algunos, entre
pedido y pedidos, se la pasan fumando, comprando cosas en los kioscos que vos
no sabés si ayudaste al fulano del tal o al que pide que tenía sed, hambre o se
había quedado sin cigarrillos…
El otro día me abordó un tipo muy simpático,
dijo ser un instalador de internet en
los celulares, que era de una compañía telefónica, y que tenía un pequeño
tornillito que se colocaba en un costado del celular, que era un pequeñísimo
sistema wi-fi y que con eso podía ver mi correo, leer los diarios, el facebook,
y toda la mar en coche. Dijo que era una promoción de los Juegos Olímpicos, que
se podrían ver todos los partidos de Uruguay, aún en el lugar de trabajo. Me
dijo que cobraba quinientos pesos por instalarlo…
-
Y
se ve enseguida, eso que me dice?
-
No,
demora 20 minutos, todo tiene un proceso, aproveche, es el último que me queda
y no vuelvo hasta fin de mes, porque ya me estoy yendo para Paysandú, y sigo
adelante porque recorro el país, cuando vuelva por acá ya los atletas olímpicos
uruguayos estarán de regreso…
-
Mejor
dejamos para más adelante, para el Mundial de Brasil, te parece?
Me miró con una cara de poco amigo, me hizo una encendida
defensa de su tornillito, no me convenció y salió calle arriba con su oferta
del día. Yo que iba calle abajo, encontré a varias personas mirando con
insistencia sus celulares, esperando tal vez un milagro, y pensé parece que al
mundo no le falta un tornillos, algunos celulares les sobra uno…..
En invierno hago leña con mi árbol genealógico
Y uno cuando
está con frío, está con frío. Llega en la noche a su casa, la estufa está
apagada, no rastro de leños en toda la casa, los vecinos con la chimenea que
parece una locomotora, y entonces, qué hago?. Las leñerías están cerrada, en el
bosque hay guardias, pedir una astilla en cada casa, para zafar la noche, no
da.
Mientras le
encuentro una solución, como dijo Javi, el poeta, “de mi árbol genealógico, sale toda la leña que se consume lenta e
inexorablemente en la fogata cíclica que le alimenta o alumbra al través de los
tiempos”.
Claro que yo
no quiero ni alimentarme ni calentarme a través de los tiempos, yo quiero que
se me vaya el frío, hoy, ahora, nada más. Para lo mejor ni bebida espirituosa
tengo, ni café, ni yerba, la verdad es que como siempre como afuera, tomo mate
en la casa de mi hermano y algún café que otro con mis tías, por la tarde, yo a
este refugio que alquilo le sumo una cama, algo de ropas, algo de enceres y
nada de cosas, es como si estuviera en un hotel, vengo, duermo y me voy…
El poeta
Javi insiste desde su libro y me dice que: “la finalidad de estos versos es
calentarnos y encender una hoguera en homenaje a los ancestros que siguen
latiendo en nuestro organismo, aguantar el frío esperando una primavera donde
perpetuemos su savia, más allá de nosotros mismos”.
Y bueno,
será como él dice, pero a mi me castañean los dientes, mis manos aplauden solas
y el frío no se me va ni aún acordándome del gol que nos anuló el árbitro el
pasado domingo, el penal que no nos cobró, la cantidad de jugadores que nos
echó.
Tampoco me
entona el espíritu el pensar en malas acciones de algunos políticos, de algunos
dirigentes, y del vecino de ahí a la vuelta que robó al lado un par de gallina,
las más ponedora y que la doña, dueña, me convidaba siempre con un par de
huevos para fritar de vuelta y vuelta en la cacerola con unos gramos de aceite
que a veces le pedía a ella misma.
Y entonces
Javi sale del libro, se corporiza ante mis chuchos de fríos, juro que lo que me
pone así, es el frío, no tomé, ni fumé nada extraño, extraño, eso si, una
estufa encendida, pero Javi que se planta ante mi y me recita…
E la leña
que dejaron los ancianos / escondida tras la superficie del tiempo / y aunque
no soy arquitecto / ni utilizo las herramientas del carpintero / siempre podré
erigir una hoguera, / presentar una ofrenda de fuego / a todo lo que se fragua
en el hombre / y que tiene la esencia genética / en las cepas de los viernes
más antiguos. / Las palabras “.
-
Ya
es sábado don poeta, la verdad que lo envidio, por su versos punzantes, por la
fuerza que tienen, pero sobre todo por el fuego, por su hoguera. Yo puedo
escribir un libro, una colección de libros y al único que puedo calentar es al
editor que me dice, “salga de aquí con esa porquería…!!!”
Pero yo creo, don poeta, que me ha dado una idea, voy al galponcito a
encontrarme con mi árbol genealógico y alguna rama voy a cortar, para
calentarme un rato.
La colección de barquito de palitos del Tío Bernardo, siempre me dijo que
tenía los veloces tronquitos de leña que siempre le ganaba a todos en el barrio
los días de lluvia. Con los demás gurises jugaban carrera calle abajo, dos
cuadras en la que el agua corría y sus tronquitos corrían más. Un capo el tío
Bernardo.
Y bueno, le voy a cremar sus tronquitos para que se hagan cenizas en mi
estufa, te juro tio que esparciré las cenizas de tus tronquitos por las calles
del barrio, aunque se enojen los vecinos, pero serán testimonio de tus grandes
triunfos cuando corrías a talón pelado….
Ya aprovecho y llevo las canastas de madera del abuelo Nahuel, medio
galpón tiene esas canastas que traían el vino de contrabando. El viejito
Nahuel, era un dichoso, por sus dichos, y porque se hacia el oso adulterando el
vino para vender un litrito más. El decía que el 75% del planeta era agua, por
lo tanto no era de dudar que el vino tuviera gusto a agua. Y si no los
convencía con eso decía que los traía en chalana y a veces en hilera como los
patos, y que el bañarse en las fuertes aguas del patrio río le dejaba ese
olorcito tan particular, pero que no creía que el agua entrara sola. En
realidad lo entraba sola, Nahuel la introducía.
Se la hago corta, empecé a revolver el galponcito, a sacar cosas, a
descubrir otras, que la verdad que entré en calor, y tengo que reconocer que la
leña del árbol genealógico, como dice Javi, cuando prende te saca el frío….
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