jueves, 21 de abril de 2016

la comunidad de la verdadera vida

Alguien dijo que se nos cayó el mundo encima que un alma gris reparó el motor de las siete plagas y que salió a pistonear por estos caminos. La naturaleza se puso a escupir desgracias a mutilar poblados a invadir ciudades con el agua turbia de la inundación. Me puse a caminar por una calle desconocida tal vez huyendo de mi mismo tal vez buscadome tal vez a dar pelea. Sabiendo que peor que la naturaleza son esos hombres de fauces enormes que devoran sueños y promesas que se quedan con los proyectos castillos e ilusiones de tanta gente. De esa guerra creí huir plegar banderas pero el destino me atropelló impiadoso dejándomde tirado a la vueta de la esquina. Y me encontré con un ejercito malherido desflecado, con el alma rota. Aquellos soldados de la esperanza, de la fe que un día se fueron detrás del amanecer que partieron jubilosos cantando a un mundo de iguales volvían en retirada apesadumbrados marginados como ángeles olvidados por dioses circunstanciales, como restos de albores lejanos. Dicen que los soldados de verdad siempre van a dar batalla que nadie nunca los veras vencidos y apenas restañan sus heridas vuelven al combate como el primer día. En esa nebulosa vi el rostro furioso de la naturaleza y la sonrisa maligna de algunos hombres pero vi volver, aquellos guerreros buscando de nuevo el amanecer con la primavera en cada paso hombre de trigos, hombres del pan, que sonreí, pensé en el vino y en el rosedal de mis viejos sueños y que no eran tiempos de falsos profetas sino de restaurar de una vez y para siempre la comunidad de la verdadera vida. -CAMACA-

No hay comentarios:

Publicar un comentario

flamencos

flamencos
ustedes se la pasan haciendo piquitos

Etiquetas