sábado, 23 de abril de 2016
Luces y sombras, cuando estás lejos
Una luminosa tarde estaba atada a mi ventana
que era el marco que mi cuarto me ofrendaba
para deleitarme de esa obra de la naturaleza
en el museo mínimo de mis cosas.
Una suave melodía se extendía
como una víbora perezosa por las paredes.
Me puse a sumar palabras para disimular,
me creí un poeta,
un hombre lleno de filosofía y de versos.
Me creí del mundo, de las cosas,
de los arrabales y del centro
pero no supe, hasta hoy,
cuanto dolía tu ausencia.
-CAMACA
SIEMPRE DOS.... RECUERDOS DE LA CALLE 8 DE OCTUBRE
Ojos que al mirar no saben ver
bocas que al hablar reniegan sol
manos que al tocar de hielo son.
Muchas veces cuando ruedan los silencios
vuelvo calle arriba, saltando hasta la casa
del herrero.
El tiempo se detuvo en las puertas de madera
con cicatrices de fuego y clavos herrumbrados.
Tantas tardes camino del liceo
yunques y martillos aplaudían nuestros pasos.
Cantaba el gordo Ernesto un himno carnavalero
y se volvía de febrero el viento callejero.
No puedo detener los transeuntes
y explicarle el significado de las cosas
ellos ven la ruina, allí donde se iluminan mis recuerdos.
Don Angel cruzaba la calle y se filtraba poderoso
como un Dios al que aguardaban gallinas y palomas.
Su mundo estaba más allá de la herrería
en el fondo, en el establo, en el ritual de los gallinaceos.
Por esas tardes habia nubes oscuras de turbias miradas,
habia bocas que martirizaban los momentos
y pasos fuertes que repiqueteaban con cierta saña
sobre la humildad de las baldosas.
Los subían uno a uno, como a ganado. peor aún
y las preguntan quedaban repicando entre los familiares
y las respuestas eran de grisura, fastidio, tormento, sin sol.
Los vimos cuando se iban 8 de octubre abajo, para algunos
sería la última vez, el tiempo nos devolvería fotos....
Pero un día fue el momento de la manos, el reencuentro de los aplausos
y de transmitir calores y colores, y sembrar nuevos soles y mañanas...
Un día te busqué en la muchedumbre
un día grité tu nombre
Pasó el invierno cubierto hasta los ojos, trepó la primavera
por la sonoridad de los días, se hizo de setiembre la alegría
y caminó la vida nuevos caminos en el circo total
de las cuatro estaciones.
De tanto en tanto grito tu nombre,
te busco entre la gente, a la vuetla de cualquier esquina
y extrecho tu mano temblorosa llena de vida
que habita en mis recuerdos
para no tocar las manos fría de tu partida.....
-CAMACA-
jueves, 21 de abril de 2016
la comunidad de la verdadera vida
Alguien dijo que se nos cayó el mundo encima
que un alma gris reparó el motor de las siete plagas
y que salió a pistonear por estos caminos.
La naturaleza se puso a escupir desgracias
a mutilar poblados
a invadir ciudades con el agua turbia
de la inundación.
Me puse a caminar por una calle desconocida
tal vez huyendo de mi mismo
tal vez buscadome
tal vez a dar pelea.
Sabiendo que peor que la naturaleza
son esos hombres de fauces enormes
que devoran sueños y promesas
que se quedan con los proyectos
castillos e ilusiones de tanta gente.
De esa guerra creí huir
plegar banderas
pero el destino me atropelló impiadoso
dejándomde tirado a la vueta de la esquina.
Y me encontré con un ejercito malherido
desflecado, con el alma rota.
Aquellos soldados de la esperanza, de la fe
que un día se fueron detrás del amanecer
que partieron jubilosos
cantando a un mundo de iguales
volvían en retirada
apesadumbrados
marginados
como ángeles olvidados
por dioses circunstanciales,
como restos de albores lejanos.
Dicen que los soldados de verdad
siempre van a dar batalla
que nadie nunca los veras vencidos
y apenas restañan sus heridas
vuelven al combate como el primer día.
En esa nebulosa vi el rostro furioso
de la naturaleza
y la sonrisa maligna de algunos hombres
pero vi volver, aquellos guerreros
buscando de nuevo el amanecer
con la primavera en cada paso
hombre de trigos, hombres del pan,
que sonreí, pensé en el vino
y en el rosedal de mis viejos sueños
y que no eran tiempos de falsos profetas
sino de restaurar de una vez y para siempre
la comunidad de la verdadera vida.
-CAMACA-
Navegante avisado
La relamida ave de la espera
mostraba su corazón carcomido
en medio de una densa niebla
con londinense afán
Le reclamaba a la larga noche
los pasos tantas veces anhelados
mientras encendia el deseo carnal
en el indefenso pelouche.
Alguien alguna vez le dijo princesa
le mostró el retrato de la alegría
los fuegos de artificios
de los amantes de paso
y se llevó el trofeo del número,
una mas, a la hora de dar.
Yo la conocí cuando era
una barca a medio hundir.
y le di todo lo que tenía
un mundo de palabras.
Era muy poco, lo sabía,
pero sirvieron para
calafatear su alma
y volverla al mar de la vida
con la certeza de puerto
que por su cruz del sur
arribaría, y arribó
lo supe cuando abri hoy
una botella con su mensaje....
-CAMACA-
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