domingo, 1 de noviembre de 2009

Un cuento de Eduardo Mancilla





(Androides) A su imagen y semejanza

Extinguido el último hombre de la faz de la tierra tras un augurio de exceso térmico del clima, los androides, lejos de sentirse huérfanos, habían experimentado una obstinada semejanza a sus creadores. Menos el alma (irreproducible), el resto era una copia fiel y perfecta del molde extinto. Decidieron organizarse en comunidades para repoblar el planeta. Debido a que estaban implantados con genes humanos, pronto padecieron los alcances de sus propios vicios y virtudes, almacenados en dispositivos de cerebros virtuales. Al ponerse en evidencia las primeras diferencias insalvables de poder y convivencia entre los lideres de las poblaciones, y a manera de sentar precedentes, decidieron juzgar a uno de ellos, a quién encontraron culpable de actos crueles, deshumanizados e inexistentes. Fue condenado a la cruz y reseteado hasta su muerte. Al tercer día resucitó de entre los desconectados y la chatarra biotecnológica.

1 comentario:

flamencos

flamencos
ustedes se la pasan haciendo piquitos

Etiquetas